Si se profundiza en el sentido de los misterios que encierra la Francmasonería, dando énfasis a la investigación de la verdad que está velada en sus símbolos y alegorías y si se asume, una conducta rígida por la observancia fiel de la práctica de la virtud, se llega a comprender que la vida es una Escuela de Perfeccionamiento que persigue el ideal de alcanzar la unión con el espíritu.
Pero no se trata, de una unión después de la muerte, sino, en el transcurso de la vida misma mediante la unión espiritual, para luego constituir el medio de expresión de la Gracia Divina, en bien de humanidad.
Como parte de la sociedad, la masonería es una institución cuya finalidad específica es la de propiciar el desarrollo integral y armónico de las personas; empezando por señalar que el hombre vive para perfeccionarse.
Paulatinamente, después de un recorrido largo y penoso, se va haciendo la luz que descubre el contenido de la francmasonería, cuya importancia y posibilidades van incrementándose cada día hasta convertir al estudioso en un servidor de la humanidad.
Por lo cual, puede decirse que la misión de la Francmasonería en la sociedad es la educación del hombre, conductor de grupos comunidades pueblos y naciones.
La masonería operativa, en los tiempos antiguos, estuvo dedicada a la construcción material de edificios y monumentos. Plasmo en piedra un capítulo importante de la evolución espiritual de la humanidad.
En cambio, la masonería especulativa ha intervenido en los hechos más importantes del progreso de la humanidad, con la prédica de sus principios filosóficos y el cultivo de sus normas éticas en la conciencia de las personas más influyentes.
Ha inspirado las ideas que sirvieron para exaltar los sentimientos de los hombres y de los pueblos, produciendo realizaciones que significaron jalones de progreso en la evolución humana. Acontecimientos que sin duda se concibieron e implementaron, gracias a la propagación de los ideales masónicos.
Uno de los grandes postulados y preocupaciones se ha dirigido al logro de la Paz, con la firme convicción que la paz completa y permanente, sólo puede ser alcanzada cuando ella impera en el ánimo de los hombres, como preciosa conquista.
La Francmasonería, elevo el concepto de Dios por encima de todas las religiones y creencias y proclamó, que se puede rendir culto a la Divinidad, mediante la practica de cualquier religión creando para ello la idea abstracta del Gran Arquitecto del Universo.
La trilogía Igualdad, Libertad y Fraternidad, ha servido de guía y paradigma para el cambio de una vieja formación socio-económica por una nueva que ve en la Revolución Francesa su gran inicio. Estos grandes principios fueron las columnas sobre las que se fundaron grandes naciones y posiblemente sirvan de referente para la organización de fraternidad mundial a la que se aspira en el porvenir.
Si bien la masonería tuvo una gran influencia en la humanidad en el pasado, en el presente, se encuentra en una encrucijada, ya que pese a tener ritos, principios y normas su desarrollo parece preguntar ¿verdaderamente lo consigue? Parece que es un anhelo que aun no se ha hecho realidad.
Si bien ha existido muchos masones en el mundo que aprovechando situaciones expectables han aplicado los principios masónicos; en las circunstancias actuales; rodeados de tremendos problemas de pobreza, hambre, falta de tolerancia religiosa y política, ¿qué hacemos los masones para evitar tales hechos o corregirlos?
Resulta inexcusable el desafió para la masonería, en el compromiso de hacer frente a tanta adversidad; salvando su propia honra, justificando su reputación y grandiosidad.
La mención de que la masonería es en cada país, región o punto planetario, lo que son los masones en ese país, región o punto en particular, nos debe incentivar e incitar, tratando de hacer de ella un faro de luz y guía en cada lugar.
Dados estos antecedentes, surge la pregunta: ¿Es la masonería una organización que debería influir en la sociedad?
Este es un punto crucial que compromete a la masonería en su rol frente a la sociedad con acciones rápidas y efectivas que deben traducirse en: Amplia propagación de los principios masónicos, elevación del conocimiento de sus miembros, estudio serio y profundo de los Principales problemas nacionales e internacionales.
No es concebible, pensar que nuestra obligación sea solamente asistir puntualmente a los trabajos masónicos cumpliendo las tareas litúrgicamente en las cuatro paredes del templo.
En estos últimos años, artistas, lideres políticos, religiosos y científicos parecen coincidir en que la humanidad comienza a abandonar lentamente una imagen fragmentada de la vida y del mundo, para comprenderse a si misma como una gran totalidad que ha permanecido largo tiempo segmentada. Todo parece indicar que hemos empezado a comprender que nada bueno trae el separatismo y que si esperamos un mundo mejor, ese deberá estar sustentado en la solidaridad, la comprensión, el respeto y el amor, principios y virtudes practicadas por la masonería.
Los masones hablamos de «Fraternidad» entendiéndola como una reciproca adhesión, sin la cual no estaría completo el ideal que, junto a la Libertad y la Igualdad, compone la inmortal trilogía sobre la cual descansan los principios de nuestra Augusta Orden.
Para los masones la fraternidad, es una vivencia cercana a nuestro corazón, conociendo, por haberlos vivido, los beneficios que trae el ejercicio de esa reciproca adhesión que está más allá y por encima de cualquier otra idea o circunstancia.
Llamamos a nuestras logias «talleres», porque en ellas «trabajamos» en nosotros mismos el desarrollo de principios considerados fundamentales para el progreso humano. El ejercicio de la fraternidad está presente desde nuestra iniciación y se la debe practicar hasta que llegue a formar parte de nuestra propia naturaleza sin que pudiese pasamos por la mente la idea de vivir sin el afecto y «fraternidad» de nuestros hermanos.
En el largo proceso de construcción de la civilización que ingresará en su tercer milenio, la Orden ha sabido aportar a la sociedad su lucha a favor de principios fundamentales tales como la Libertad y la Igualdad, como respuesta a problemáticas concretas, tal cual lo era el desigual y esclavizante sistema impuesto por la Monarquía Francesa del Siglo XVIII. Pero en la medida en que estos principios, asumidos como propios por pueblos y naciones, han pasado a formar parte del ideario de gran parte de la humanidad, nuevos desafíos han surgido como producto de los grandes cambios que la vigencia de ellos ha generado.
Paradójicamente, el ejercicio de las libertades individuales, la conciencia de lo que significan «los derechos del hombre», el achicamiento de las distancias y la integración de las economías y los mercados, no ha sido suficiente para garantizar un mundo sustancialmente mejor, dejando la tarea incompleta.
En su cosmovisión, la francmasonería no concibe al progreso como un simple adelanto material sino como una idea compleja que intenta realizar. En esa idea, el progreso es el resultado de la expansión de la conciencia del hombre, cuyo objetivo final es volverlo apto para perfeccionar la sociedad en la que vive. Su propio bienestar no tiene mayor sentido si su resultado no alcanza al resto de los hombres, en una interacción tal que una sea causa de la otra, a través del ejercicio de la Fraternidad.
Es por ello que nuestra reflexión apunta a aquello sin lo cual ni la Libertad, ni la Igualdad ni el Progreso tendrán sustento. La fraternidad es el desafío que tenemos por adelante, en un suelo que nunca fue tan fértil como ahora para recibir nuestro mensaje. Cansado de la fragmentación, de las disputas raciales, del odio religioso, del antagonismo político estéril, el mundo comienza a exigir ver la aurora de un nuevo día, en el que la Orden, fiel a su tradición, debe ser protagonista generando ideas con su correspondiente propagación hacia el mundo profano.
El objetivo principal de nuestra Gran Logia, anhelo compartido por otras del mundo, debe ser el establecer las bases de una nueva dinámica entre Masonería y Sociedad, una interactividad permanente en donde el trabajo iniciático y la acción del masón en la sociedad, representen, como el Janos bifronte de nuestro simbolismo, las dos vías en las que debe actuar aquel que ha cruzado el pórtico de nuestros Templos.
El trabajo deberá concentrarse en el análisis de esas vías mediante las cuales, a través de la historia, la francmasonería ha llevado su voz y su aporte a la sociedad y que hemos dado en concebir como un Nuevo Humanismo necesario en un mundo que enfrenta un nuevo paradigma que, en el presente y hacia el futuro, invita al hombre a volver la mirada sobre el otro y reconocerlo su hermano.
No olvidemos Queridos Hermanos que la Masonería es también una escuela de líderes, de la cual emergerán con seguridad conductores que se desempeñarán en la función publica y la privada. No debemos descuidar que esos hermanos son nuestro principal medio de proyección de la luz masónica en el mundo profano, debiendo hacerlo con adecuada planificación y conforme a los objetivos que la Orden priorice.
Sin embargo, es importante recordar que la masonería como institución, no actúa como tal, sino que lo hace a través de sus miembros; siendo los individuos los que actúan, intentando llevar adelante y transmitir los postulados dados por una institución. Confiamos en la fuerza de nuestro pueblo, a la vez que entendemos que una nueva etapa en la vida institucional del país reclama y merece una actitud esperanzada.
Escrito por: Abdon Machego Enriquez