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EL  HOMBRE  Y  LA  MUJER

El hombre es la más elevada de las criaturas, la mujer es el más sublime de los ideales.

La naturaleza hizo para el hombre, un trono para la mujer un altar.

El trono exalta, el altar santifica.

El hombre es el cerebro. La mujer el corazón.

El cerebro fábrica la luz, el corazón produce el amor.

La luz fecunda, el amor resucita.

El hombre es fuerte por la razón. La mujer es invencible por las lágrimas.

La razón convence, las lágrimas conmueven.

El hombre es capaz de todos los heroísmos. La mujer de todos los martirios.

El heroísmo ennoblece, el martirio sublimiza.

El hombre tiene la supremacía. La mujer la preferencia.

La supremacía significa la fuerza, la preferencia representa el derecho.

El hombre es genio. La mujer un ángel.

El genio es inmensurable, el ángel indefinible.

La aspiración del hombre es la suprema Gloria.

La aspiración de la mujer es la virtud extrema.

La gloria hace todo lo grande, la virtud hace todo lo divino.

El hombre es un código. La mujer un evangelio.

El código corrige, el evangelio perfecciona.

El hombre piensa. La mujer sueña.

Pensar es tener en el cráneo una larva, soñar es tener en la frente una aureola.

El hombre es un océano. La mujer es un lago.

El océano tiene la perla que adorna, el lago la poesía que deslumbra.

El hombre es el águila que vuela. La mujer es el ruiseñor que canta.

Volar es dominar el espacio. Cantar es conquistar el alma.

El hombre es un templo. La mujer es el sagrario.

Ante el templo nos descubrimos, ante el sagrario nos arrodillamos.

En fin: El hombre está colocado donde termina la tierra.

La mujer donde comienza el cielo.

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Para continuar en el estudio de la senda de la realización cósmica, el  humanista iniciado Víctor Hugo, reflexionó sobre la relación entre el hombre y la mujer. Como hombres libres y de buenas costumbres, debemos cultivar el buen sentimiento, las buenas relaciones. Aristóteles dijo: Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sin no un hábito. Y todo lo que  hagas sea: Ad Majorem Dei Gloriam = Para la mayor Gloria de Dios. Y dirás con satisfacción: DÓMINE, tu fuisti refugium nobis a generatione in generationem = SEÑOR, Tú fuiste nuestro refugio de generación en generación. Fiat

Autor: Víctor Hugo                                                               Recopilado: ANDALUZ

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