CONSTRUYENDO…
El Constructor
EL HOMBRE EN SU LABERINTO (II)
En esta segunda parte del capítulo continuaremos con la exposición de ideas y expresiones que intentan explicar la prevalencia del mal sobre la virtud, en un mundo que como nunca antes, experimenta grandes avances científicos y tecnológicos que acercan más al hombre a la luz de la verdad. La ciencia entrega conocimientos, certezas, descubrimientos que hacen al ser humano cada vez menos vulnerable a hechos desconocidos. A su vez el avance social y la vida en comunidad continuamente han mejorado su relación de participación, que lamentablemente se ha visto muchas veces interrumpida con el estallido de violencia humana y social en forma de guerras, atentados que han cobrado facturas muy dolorosas a la humanidad. De cada una de ellas ha emergido una sociedad lastimada, herida, en casos casi moribunda o próxima a desaparecer, que promete aprender de la historia – la maestra de la vida – la forma pacífica de superar sus desavenencias, desacuerdos, etc. pero que en poco o más largo tiempo nuevamente la belicosidad, el egoísmo, el poder, la soberbia, la ambición se apodera de las mentes de los hombres y retorna la tensión, las advertencias y las amenazas de violencia.
Es imposible en el marco del sentido común, pretender justificar la inutilidad de la virtud como la apropiada norma de vida del hombre y de la sociedad. Él, encuentra en la vigencia de ella, la seguridad, la justicia y la esperanza que necesita para vivir él y su familia en paz. No se ha escuchado, visto ni sabido que la virtud y el respeto a ella sea origen de calamidades. Más bien su ausencia, ha extraviado al ser humano y afectado a la sociedad, con las desgracias que se han precipitado sobre ellos. Ahora más que antes, las ansias de justicia y respeto claman en la sociedad ante el abuso económico y político; las nuevas formas de esclavitud social y laboral; la intolerancia brutal contra la libre expresión y la libertad de pensamiento, de actuar y de ser. Esto está sucediendo, hay que repetirlo cuantas veces sea necesario, cuando el hombre está viviendo una época de fabulosos nuevos conocimientos y descubrimientos; cuando la humanidad ha acumulado experiencia de calamidades históricas y sus causas que la han afectado; cuando la vigencia de los buenos hábitos, principios, valores y virtudes, universales e imperecederos no son extraños para el ser humano pues los ve y enseña en instituciones y organismos, que creen en ellos.
Al parecer, ante el atractivo del dinero, el poder y el placer, no es suficiente creer en la bondad del bien y practicar las virtudes, para que esta conducta sea ejemplo a ser imitado por los demás. No tiene la cualidad de contagioso ni tampoco el atractivo de los factores mencionados líneas arriba. Un dicho de Mahatma Gandhi expresado con la agudeza de su vista critica, refleja lo anterior: “Lo más atroz de las cosas malas que hace la gente mala, es el silencio de los buenos.” Si el mal se impone es porque los buenos lo permiten con una malentendida tolerancia, cobardía o indiferencia.
Creer en el bien es un acto de conciencia digna. Esta es la que se rebela ante la injusticia, el abuso y el mal. Una conciencia carente de esta creencia o peor aun contraria al bien, permanece indiferente o es abiertamente opuesta. Las conductas egoístas y malas son expresiones de estas conciencias. La incoherencia entre lo que se habla y como se actúa es ejemplo de conciencia indefinida. Sin embargo debe tomarse en cuenta, que el hombre siempre está en formación y mucho de sus faltas es producto de la inmadurez de conciencia, la cual en el transcurso de los años y la experiencia de la vida, tiene mejoras y avances. El hombre siempre es un aprendiz.
La Corrupción. Abordamos este tema porque es un terrible mal que aqueja al mundo y la humanidad. Los afecta en conjunto, con diferencias en cuanto a su extensión y generalización; a la profundidad de su enraizamiento social; la cantidad y poder de quienes la practican e incorporan a nuevos seguidores; las condiciones sociales económicas y políticas que se dan para detener o facilitar la transgresión a la humanidad en el complicado mundo actual. Pese, reiteramos una vez más, a los sorprendentes avances científicos y sociales que el hombre ha experimentado en los años recientes, tenemos que detenernos absortos, pasmados por las palabras, acciones, actitudes que el hombre ha adoptado en los tiempos actuales como conductas y comportamientos cada vez más habituales en la sociedad. Quienes han vivido desde los alrededores de los años 30 del siglo pasado al presente, son quienes más sienten el cambio sufrido.
La vigencia de la corrupción atenta no solo a la moral y buenas costumbres de la sociedad, sino también a los derechos humanos cuando se distraen indebida e ilegalmente a otros fines los recursos orientados a mejorar el nivel de vida, la salud, alimentación, la vivienda, asistencia médica, maternidad, infancia, protección social, educación de la población.
Complementariamente La Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos (o DRDH), proclamada en 1998 en el marco de la UNESCO, en la ciudad de Valencia, establece concretamente en el art. 15 la obligación y la responsabilidad de erradicar la corrupción y establecer una sociedad ética.
El origen etimológico del término corrupción es suficientemente claro para demostrar la perversidad que encierra el concepto de este vocablo. Proviene del latín conformado por los siguientes elementos: «con» sinónimo de «junto»; el verbo «rumpere» que se entiende como «hacer pedazos» y finalmente el sufijo «tio» que es equivalente a «acción o efecto». La comprensión conjunta de los significados expresan: Acción conjunta para destrozar y si complementamos con los sinónimos de destrozar tenemos una definición cruda del término: Acción conjunta para destrozar, depravar, pervertir, dañar... La corrupción por lo tanto puede tratarse de una depravación moral.
El termino Corrupción, dentro el amplio marco social y legal está definido como la acción humana que transgrede las normas legales y los principios éticos. El marco social y legal es prácticamente transversal a todo; por lo tanto la corrupción puede darse en cualquier contexto, sea político, administrativo, económico, educativo, académico, profesional, religioso, deportivo, policial, militar, etc. y en cualquier ámbito público o privado. Fundamentando analíticamente el concepto, se puede decir que la corrupción significa el incumplimiento de manera intencionada del principio de corrección con el fin de obtener un beneficio personal o para personas relacionadas. Cuando se dice el principio de corrección, nos referimos al comportamiento irreprochable, impecable, intachable, .. al hombre de buenas costumbres, en las acciones de su vida.
La corrupción es un comportamiento reprochable e intencionado que busca beneficios personales o en favor de terceras personas vinculadas. La ética manda que los intereses netamente particulares o las relaciones personales, no deberían influir en las decisiones económicas, administrativas, políticas que involucren a más de una parte. En otro sentido la corrupción es la práctica de hacer abuso del poder de funciones o medios para sacar un provecho económico o de otra índole. En el sentido político, la corrupción es el mal uso del poder público para obtener una ventaja ilegitima. La corrupción tanto administrativa como política se refiere a los delitos que se cometen en el ejercicio de un cargo público, para conseguir una ventaja ilegítima, acto que se comete de manera secreta y privada. Las formas de corrupción son muy variadas, algunas de ellas son:
a. El soborno. Es el más repetitivo de los delitos contra la administración pública, y que va desde la entrega de una módica suma a un oficial de seguridad, para evitar una multa, hasta el ofrecimiento de grandes cantidades de dinero para las evasiones, negociados, etc.
b. El tráfico de influencias. Se da cuando un funcionario utiliza sus influencias para conseguir a favor de alguien allegado (un familiar por ejemplo), una actividad que involucre una posición o un trabajo de beneficio.
c. El Peculado. Ocurre cuando un sujeto se enriquece de forma ilegal en perjuicio del Estado. El uso en provecho propio de los bienes públicos, el uso de materiales y equipos distintos al objeto de su compra; representan actos constitutivos de peculado.
Las causas que originan este tipo de actos de corrupción pueden ser:
1. Internas. Entre las causas internas se encuentran: falta de conciencia social, carencia de educación o de una cultura de compromiso, paradigmas negativos y distorsionados.
2. Externas. Como elementos externos de la corrupción se encuentran: impunidad, salarios bajos, concentración de poderes, corporativismo partidista.
A nivel político la corrupción genera un impacto negativo al producir y consolidar la desigualdad social, y protege las redes de complicidad entre las elites políticas y económicas. A nivel económico la corrupción influye en el crecimiento de los costos de los bienes y servicios, fomenta la aprobación de proyectos basados en el valor del capital involucrado en los mismos, más que en la mano de obra (lo que es más lucrativo para el que incurre en el delito).
Felizmente hay que mencionar que existen instituciones y organismos que tienen como clara función el control, lucha y eliminación de la Corrupción. Entre ellos destaca Transparencia Internacional (TI) una ONG fundada en la década de los años 90 con sede en Berlín, Alemania que se encarga de desarrollar distintas medidas con el claro objetivo de ponerle fin a la Corrupción.
Claramente el daño moral y material que la corrupción inflige a la sociedad y a las personas es enorme y progresivo en la medida en que la impunidad está vigente. La corrupción se ha extendido tanto que al parecer ampara e incluye a delitos mayores como el tráfico de personas y órganos; narcotráfico, etc. Este es el ambiente en el que vive el mundo actual. Preocupa el daño moral, social, humano, económico que el hombre sufre. Es importante y necesaria la incorporación de nuevas entidades que se unan a la lucha contra la corrupción, en especial de aquellas que tienen como misión velar y formar al hombre en el marco de las virtudes, valores, principios, buenos hábitos.