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EL FUTURO DE LA MASONERIA EN BOLIVIA

Hay asuntos previos para tratar este tema y que son de importancia para construir el contexto respectivo y ellos son: – La Masonería se proclama como universal y en ese entendido no existen masonerías geográficas sino Masonería practicada en determinado lugar. Por ello el cambio en el título a Masonería en Bolivia. – El alcance de Masonería – en el caso de esta exposición – es la Masonería del Simbolismo. – Y finalmente la claridad conceptual imprescindible entre Masonería y Grandes Logias, en el sentido de que Masonería es el Sistema con esencia, propósito y método y Gran Logia es la Institución que auspicia la Masonería y gobierna el trabajo de sus adeptos. En base a esta última mención intentaremos una prospectiva del futuro en estas dos direcciones, en cuanto al Sistema (la Masonería) y en cuanto la Institución (la Gran Logia). Recordatorio Además, estos enunciados también nos ayudan a ubicarnos en el contexto. “La Masonería es una institución Universal e iniciática, esencialmente filosófica, filantrópica y progresiva. Trabaja por el perfeccionamiento moral e intelectual del ser humano. Persigue como finalidad última la unión fraternal de la humanidad y el imperio de la paz universal, por la práctica de las virtudes, de la justicia, cooperación social y respeto de la dignidad humana. Se impone el estudio de la naturaleza y la investigación para encontrar la verdad, como fuentes del conocimiento y del progreso cultural de la humanidad”. “La Masonería, para cumplir su misión de extender a toda la humanidad los lazos de fraternidad que unen a los masones esparcidos sobre la superficie de la tierra, recomienda a sus miembros la difusión de sus ideales mediante el ejemplo, la palabra y los escritos, bajo la reserva del secreto masónico”. En el Estatuto de la Gran Logia de Bolivia se lee: tiene por objeto social el perfeccionamiento moral e intelectual de sus miembros y, en general, del ser humano. Promueve la divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad en función de una sociedad justa y equitativa con fines de carácter espiritual, cultural, patriótico y filantrópico. Alienta la formación y educación laica fomentando el estudio, la investigación y el conocimiento, a través de las instancias pertinentes. La Gran Logia de Bolivia es el único Poder Regulador de la Masonería Simbólica en el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, a la que representa con carácter exclusivo. La Gran Logia de Bolivia es parte de la Masonería Universal. No acepta la injerencia de ninguna entidad masónica nacional o extranjera en cuanto a disminuir, abdicar, dividir, delegar o compartir su soberanía sobre la Masonería Simbólica en Bolivia, sea por tratado o por cualquier otro medio, directa o indirectamente. La Gran Logia de Bolivia En 1929 se constituye la Gran Logia de Bolivia con siete Logias (aunque una octava existía desde 1912 en el valle de Cobija bajo la jurisdicción de la Gran Logia del Acre). Siete Logias con una centena de hermanos masones en total y con presencia en los valles de La Paz (4 Logias), Oruro (1 Logia), Cochabamba (1 Logia) y Potosí (1 Logia). En 2017 las Logias que conforman la Gran Logia de Bolivia son 104 y están ubicadas en los nueve departamentos de Bolivia y no solo en las ciudades capitales, ya que también se tienen ahora Logias en las ciudades de El Alto, Yacuiba, Camiri, Montero y San José de Chiquitos. Y la membresía supera los 4.000 masones. También es necesario considerar que gran parte de este crecimiento cuantitativo se ha dado en los últimos 25 años de los 88 años que la Gran Logia de Bolivia cumplirá en noviembre de este año. Es decir que hay una concentración en la consagración de Logias y en el incremento de la membresía en este último cuarto de siglo. Organizacionalmente en su inicio, la Gran Logia de Bolivia para gobernar y dirigir siete Logias y 100 hermanos masones requería tan solo una instancia central muy reducida, ubicada en La Paz, que atendiera los asuntos emergentes de la actividad de ese número de Logias. Si bien la Institución, desde su inicio, tuvo las tres instancias independientes que conforman hasta hoy su gobierno: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, en la práctica, en ese tiempo, estaban muy ligadas e incluso desempeñadas por las mismas autoridades. Las decisiones institucionales, de acuerdo a su Normativa se tomaban en estricta aplicación del método de representatividad. A medida que comenzó su crecimiento, se hizo necesario repensar la organización y en las últimas décadas del siglo pasado se comenzó un proceso de desconcentración de algunos procedimientos y la incorporación de representantes de los valles en la estructura del gobierno. Por el año 2003, se modificó la entonces llamada Constitución Masónica, estableciendo que las decisiones de las Asambleas se tomaran en base a la decisión expresada por cada Maestro Masón en Tenidas de Tercer Grado. Si bien esta determinación normativa pareció en su momento novedosa y de vanguardia, simplemente lo que se hizo fue aplicar el contenido del Landmark XII que dice que todo masón tiene derecho a estar representado en todas las reuniones generales de la Orden y de instruir a sus representantes. A partir de este derecho de voto de cada Maestro Masón en el ejercicio pleno de sus derechos, la conformación del órgano legislativo de la Orden adquirió un carácter participativo de los valles de Bolivia. En 2012, se promulgó un Decreto que confería a las Grandes Delegaciones Regionales la tarea de administrar las mismas creando en ellas las instancias ejecutiva, legislativa y judicial (en el marco de la conciliación únicamente), todo esto como prolegómeno al nuevo Estatuto que hoy rige a la Gran Logia de Bolivia. Hoy, el estatuto en vigencia establece la autonomía regional (llamada distrital) no solo en ámbito administrativo – que es el principal – sino también en la posibilidad de adquirir patrimonio, es decir de ser sujeto propietario como región. Pero más allá de esto, configura de manera distinta las instancias legislativa y judicial del Órgano Central. El nuevo Consejo General de la Orden estará conformado por representantes electos de cada uno de los nueve departamentos del país, al igual que el Tribunal Supremo de Ética que es la instancia superior judicial de la entidad y la misma organización institucional del estrato central será replicada en los Distritos o Regiones. La delegación de competencias, lógicamente ha sido establecida en el Estatuto y pretende lograr que esta nueva organización funcione adecuadamente para cumplir con un propósito: el de brindar las condiciones y recursos necesarios para la práctica de la Masonería y de esta manera apoyar al logro del propósito final de la Masonería cual es el de la construcción del hombre de bien y la fraternidad universal. Nuevamente en este punto parecería que la forma de organización y la normativa recientemente puestas en vigencia son de vanguardia y novedosas. No es así, ya que Grandes Logias trabajan así desde hace casi 300 años y se han organizado de esta manera y funcionan desde ese tiempo, habiendo demostrado que esa forma de organización y funcionamiento provee de manera óptima, lo necesario para que la Institución auspicie y gobierne la práctica de la Masonería en el territorio de su jurisdicción. ¿Cuál el futuro de la Gran Logia de Bolivia? Sin duda a partir de la vigencia del nuevo Estatuto se producirá un sustancial cambio organizacional, quedando el nivel estratégico, en todos los aspectos institucionales, en la Gran Logia de Bolivia; las Grandes Delegaciones Regionales y Grandes Logias Distritales tendrán como labor las tareas propias del nivel táctico y el nivel operativo quedará – como hasta ahora – en las Logias. En la Gran Logia de Bolivia, se puede avisorar un tiempo de mejora sustancial del nivel de la eficiencia y la eficacia en la gestión y con ello la generación de disponibilidad de tiempo para planificar a más largo plazo que lo inmediato en todos los aspectos que hacen a la institución es decir los recursos de infraestructura, los financieros y económicos y los humanos y poder utilizar ahora de manera importante la tecnología, desarrollar la comunicación, sistematizar las relaciones internacionales acrecentando la participación activa en ellas y dar un impulso planificado a la beneficencia. Además, poder desarrollar un programa adecuado de Instrucción Masónica e instancias de investigación. En las regiones se ve llegar el tiempo de desarrollo de la infraestructura en función de las necesidades de cada lugar, la planificación de su crecimiento acorde con sus planes estratégicos – alineados con las premisas del plan de la instancia central -, el ejercicio de la responsabilidad de los Maestros Masones en el cumplimiento de las numerosas tareas regionales que harán al funcionamiento de esas instancias y con ello la formación de líderes que dirigirán a la Institución. También se vislumbra el crecimiento importante del sentido de compromiso y pertenencia a la Orden, en razón de que cada logro conseguido será ahora producto del esfuerzo regional. Y también la consolidación del sentido de la responsabilidad institucional. Las Logias deberían cobrar una renovada dinámica institucional, rompiendo la rutina en la que posiblemente estén sumidas ahora, comenzando a trabajar en objetivos institucionales que contribuyan de manera alineada a los propósitos de la Organización, hacia adentro y hacia afuera. En fin a la Gran Logia de Bolivia, institucionalmente, le esperan días de intensa actividad con cambios positivos que la fortalezcan y le doten de mayor eficiencia y eficacia, basadas en la unidad institucional en torno a la Gran Logia de Bolivia, atendiendo las demandas sistematizadas en planes y surgidas de las necesidades diversas de las regiones con sus características propias. Lo que sí no va a cambiar en el futuro – respecto del pasado y del presente – es que los protagonistas de la construcción de ese futuro – o de cualquier otro futuro – son los Masones, y no solamente en el ejercicio de sus derechos, sino fundamentalmente en el cumplimiento de sus deberes y responsabilidades. No hay duda alguna respecto de la laboriosidad de los masones, hay certeza de su permanente trabajo por la institución. Por eso es que el futuro es promisor para nuestra Institución. ¿Y la Masonería en Bolivia, qué futuro tendrá? El presente de la vida está marcado por el fin del periodo de la modernidad y la vigencia del periodo de la posmodernidad, que ha sumido en crisis al acontecer cotidiano de la historia y le ha incorporado, además, aquel temido concepto de la posverdad. El mundo está viviendo vertiginosamente, en un contexto de aldea global, disfrutando de los logros en todos los ámbitos de la ciencia y sufriendo la problemática resultante. Asustado ante el descontrol en algunos aspectos de la vida, en permanente discusión acerca de cuáles son las soluciones a tanta problemática y atendiendo la urgencia de las manifestaciones imprevistas de la naturaleza producidas por la sinrazón de su comportamiento y las consecuencias de una dinámica sensual y materialista al extremo, expresadas en las asimetrías de gran envergadura en la sociedad humana y presenciando, atónito, las primeras expresiones de extremismos lacerantes que se han tornado incontrolables y destructivos. En conjunto, asistiendo a la apoteosis del desarrollo en el umbral de lo que parece ser el fin de un sistema de vida. ¿Pueden todos estos sucesos no afectar también a la Masonería? Sería imprudente pretenderlo. Si bien es cierto que los hombres en general son reacios a cambiar sus ideas, sus hábitos y su forma de vida, los factores externos, las fuerzas sociales y los cambios tecnológicos les obligan a reconsiderar sus actitudes y buscar adaptarse a las nuevas circunstancias. Y aunque estos procesos son generalmente lentos, en la actualidad su velocidad está en aumento. Y la Francmasonería no puede escapar a estos procesos históricos. Es en esa dirección orientadora y definidora que la Masonería debe intervenir, como siempre lo hizo, con el método que siempre utilizó, para lograr los cambios transformadores que siempre ha logrado. Cierto que ha tenido tiempos de esplendor y también de sombras. Pero, de acuerdo a su método, depende de los masones la intensidad de la luz de sus esfuerzos en cada época. Lo cierto es que la vida actual tiene su complejidad y problemática y así ha sido en todo tiempo pasado y seguro así será en el futuro. Y en este contexto es que los seres humanos estamos en una permanente búsqueda del camino adecuado para vivir en paz y realizarnos plenamente. Y la Masonería nos ha ofrecido, ofrece y ofrecerá el camino para lograrlo, puesto que como sistema de vida ha permanecido incólume a través de los tiempos sin haber cambiado su esencia, manteniendo su método y preservando ante todo su propósito final. Es más, no solo no ha cambiado estos tres aspectos básicos de su existencia, sino que a partir de mantenerlos ha forjado la dirección de la historia de la humanidad en todos los tiempos. Y como la Masonería es parte de la vida y la vida actual nos está dando una sensación de crisis, ¿Está, entonces la masonería en crisis? No es posible precisar una respuesta contundente. Pero lo que sí se puede asegurar es que está viva. ¿En el siglo XXI la Masonería tiene utilidad y puede recuperar el protagonismo histórico? La respuesta es definitivamente: SI. ¿Por qué? Porque la Masonería tiene algunas características que han perdurado durante toda su existencia y que en el mundo actual cobran importancia sustancial, permitiendo asegurar su utilidad y protagonismo: El sentido de pertenencia (tal vez más claro sería decir la necesidad de pertenencia), La Ritualidad (como un concepto referido al orden al hacer las cosas de la vida) y la Beneficencia (La Caridad, Vocación de Servicio o el servicio a los demás). Estas características son las que básicamente hacen y seguirán haciendo a la Masonería de gran utilidad para la civilización. Esto va a seguir caracterizando a la Masonería y por lo tanto va a seguir marcando el trabajo de la Masonería en Bolivia. “Hay una necesidad temporal y universal para las personas a establecer un sentido de pertenencia – a sentir sus raíces en una comunidad. Nuestra necesidad de contacto social viene después de la necesidad fisiológica (aire, agua, alimentación y el sueño). Sin la vinculación social, no se alcanza el sentido de la estima personal, lo que es lo mismo decir “que no se puede alcanzar todo nuestro potencial «. La necesidad de pertenencia social, el verse a sí mismo como socialmente conectado, es una motivación básica humana. No tenemos que aprender al buscar un sentido de pertenencia, lo hacemos de forma natural. En la Francmasonería, por supuesto, el potencial para fuertes vínculos y amistades duraderas es uno de los principales atractivos que todos los masones identifican. Y más aún, este sentido de pertenencia se incrementa con la oportunidad de pertenecer a un grupo de personas que han decidido cultivar las virtudes, utilizar sus potenciales y esforzarse por alcanzar la plenitud de la vida y poner ello al servicio de los demás, tal como se propende en la Masonería. En cuanto al Ritual o a la Ritualidad hay que sostener que es un elemento que distingue a la masonería de casi todos los demás grupos sociales, con la excepción de las organizaciones religiosas. Para muchos que no son masones este aspecto domina la percepción de la masonería. Pero los rituales masónicos van mucho más allá que la mayoría de otros contextos, comportamientos simbólicos y textos, porque a través de esto un aprendiz, pasando por sus ritos, llega a convertirse en un Maestro Masón. Sin embargo, puede parecer fuera de lugar en nuestra «modernidad» del siglo XXI, una reliquia de tiempos pasados, tal vez incluso simple superstición. El otro aspecto característico de la Masonería es la solidaridad, el altruismo, la beneficencia o la caridad. ¿Por qué ayudamos a nuestros vecinos o a personas de algunas partes del mundo a las que nunca hemos conocido, y nunca lo haremos? Somos seres conscientes con vidas que están dirigidas más por códigos de moral que por instintos básicos. Y, sin embargo, tal vez incómodamente, esta característica solidaria es mucho más evidente en aves y mamíferos que en nosotros. Muchas especies dan la voz de alarma a sus compañeros cuando identifican a un depredador cercano, dejándose al descubierto a sí mismos con el riesgo considerable de hacerse más visible. Tales tipos de comportamiento altruista instintivo, son los mismos que los que vemos como las características fundamentales de un «civilizado» de la raza humana. Mientras que nuestra predisposición a dar a los demás, y a nuestras familias, en particular, parece tienen una base biológica, hay muchas otras formas de explicar los actos individuales altruistas. Una posibilidad obvia es el sentido de la rectitud moral que proviene de actos de caridad – nos sentimos mejor acerca de nosotros mismos después de «hacer el bien», de esta manera nos permite confirmar nuestras autopercepciones positivas. Este factor «sentirse bien», sin embargo, también puede tener raíces biológicas. Estudios recientes indican que los actos de caridad desencadenan la recompensa en centros del cerebro y aquellos asociados con emociones y sociales. Para ser absolutamente claro, no es la Masonería que se está haciendo ningún bien en la comunidad, porque no es un movimiento político colectivo. Lo que sucede es que tiene en sus filas a personas decentes que viven en sus respectivas comunidades y estos masones son los que hacen que estas cosas ocurran. Hemos visto que la masonería tiene, en su raíz, preceptos morales y modos de conducta que están lejos de estar en desacuerdo con la corriente principal de la sociedad. Pocos pondrían en duda que la masonería pone énfasis en el compañerismo y la afiliación y el deseo de los masones de ser «la mejor persona que puede ser”, deseo de que a menudo se manifiesta a través en el trabajo voluntario al que muchos se comprometen y el apoyo a los miembros menos favorecidos de sus comunidades. También es cierto que el ritual y ceremonial, son aspectos de la masonería que la distinguen de otras organizaciones. Los rituales masónicos son, quizás, más elaborados que los que experimentamos en la vida cotidiana, en la vida social y familiar. Toman la forma de obras de un acto – cada uno de los cuales alegóricamente se relaciona con los preceptos morales y formas de comportamiento en la relación a otros -. Son, en un sentido muy real, historias en gran medida semejantes a las parábolas, que ponen de relieve cuestiones importantes. Desde el presente hacia el futuro: – La masonería basa su trabajo en la labor desempeñada por los masones en el seno de la Logia y por ello varias acciones de la Masonería están centradas en ella.Se ha desarrollado ya el sistema de tutoría, que es la instancia inspiradora del trabajo en Logia y se pretende implementarlo. Se pretende, de manera natural, mantener la membresía por Taller en un número “manejable” de entre 25 y 35 masones. Se ha rescatado para la Logia la tarea de la instrucción en masonería (que utiliza el método de “aprender haciendo”), para replantearla y que pase de ser considerada como un fin en sí mismo a tomar su verdadero carácter de medio. Además de dejar ya de lado su característica pasiva de ser un método de enseñanza de solo conocimiento, para convertirse en un sistema de oportunidades de aprendizaje de conocimiento que con su internalización se conviertan en saberes y estos en acción, en conducta. Concientizar acerca de que el ejercicio de los cargos es una oportunidad de aprendizaje y servicio. Revalidar la no menos importante labor de la producción de pensamiento propio en cada temática abordada por cada masón, de manera que la suma sinérgica de ello genere corrientes de pensamiento. Alcanzar la excelencia en la práctica ritualística para convertirla en un mensaje continuo de enseñanza. – Se seguirá trabajando para restituir el orgullo social de demostrar, en la conducta, ser miembro de la Masonería, aunque es un proceso aún lento y que requiere prudencia. – También se está observando, cada vez más, el acercamiento de los masones a sus comunidades para compartir sus valores y los beneficios propios de la práctica de estos. – Además, hay muestras de la revalorización de la tradición masónica, como respuesta a la etapa – ojalá finalizada – en la que se pretendió “modernizar” a la Masonería. – La Masonería continuará haciendo esfuerzos evidentes por proporcionar a la membresía de hoy – especialmente a los más jóvenes – de las facilidades lógicas y necesarias para pertenecer y permanecer en la Orden así como para el desarrollo evolutivo individual que se pretende. – La Masonería continuará buscando la verdad por la práctica de la virtud, transmitiendo a los masones en forma reiterada que la Ceremonia de Iniciación no transforma ni de manera instantánea ni en forma automática al protagonista de la misma. Nada de ese importante Ritual tiene esa intención. – Por el contrario, solo pretende transmitirle al Iniciado, la incuestionable característica de un compromiso de iniciar un nuevo camino que debe ser hecho por cada uno para que, ese sentido de falta que le impulsó a tocar las puertas del Templo, se encuentre con un sistema de vida, con sentido y dirección integral y objetivos específicos sistematizados en un todo personal. Para contar con una referencia permanente para valorar la conducta. Para iniciar la construcción de la integridad sustentada en que la forma de encontrar la verdad (eliminar el sentido de falta) es por la práctica de las virtudes. Por ello la decisión de buscar la verdad (la comprensión de la vida), se la toma entendiendo, aceptando y determinando que el camino es la práctica de las virtudes. La Gran Logia de Bolivia, en esta dirección va a apoyar y fomentar los esfuerzos de los masones en Bolivia por caminar por el sendero de hacer de la Masonería Especulativa una Masonería de Acción o como pueda calificarse para denotar su carácter de Activa, de manera que los beneficios resultantes de su práctica en cada masón puedan manifestarse de manera inspiradora y transformadora en la vida real de las comunidades.

Aristides

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1974
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