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EL ESPÍRITU MASONICO

Estimados HH:. A manera de introducción deseo leeros unas palabras de un Mason genio del pensamiento.

“Temo que no veáis la importancia sustancial de la obra masónica, para lo cual se exigen ciertas condiciones que no todo el mundo posee. Creedme no se trata de un montón  de piedras insensibles sino de una cosa VIVIENTE. Cuando se cruza el umbral de una Logia se oye una música parecida a la de un gran poema; pero si se escucha más atentamente se verá que allí cantan los corazones de los hombres entonando la música de las almas humanas.

Y si tenéis ojos para ver, contemplaréis su templo, misterio de formas y sombras múltiples que se yerguen del pavimento a la cúpula, obra maestra de la Arquitectura.”

La masonería como veis no se revela a todos, sino aquellos que se dan enteramente a ella, sin reservas, es que la Masonería tiene que manifestarse en la mente como verdadera Luz, que alumbre desde un punto superior todos nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones.

Por eso hermanos míos las pruebas simbólicas iniciáticas que hemos sufrido y las pruebas posteriores que recibiremos muchas veces pueden causar desaliento y aún decepción si es que ingresamos a nuestra Augusta Orden con espíritu superficial, la doctrina iniciática se halla escondida y solo se revela mediante el simbolismo del Grado y se alcanza a comprender cuando se estudia con esfuerzo para ser Masón. Aquellos que aprovechan dichas enseñanzas, descifrando con paciencia y tesón el simbolismo que se les presenta, llegaran a comprender conscientemente los principios y fines sublimes de nuestra Augusta Orden.

Un hermano Aprendiz se diferencia de un profano porque en el profano si existe algún deseo o aspiración superior este se halla sepultado por el materialismo de la vida que hace a los hombres esclavos de sus vicios, de sus necesidades, y de sus pasiones; mientras que el Hermano Aprendiz, cada minuto, cada hora, cada día con su actividad, inteligencia y la superación consciente va encontrando el camino provechoso para construir el simbólico Templo de su existencia.

Por esa actividad nuestro hermano Aprendiz lleva el nombre de obrero, obrero de la inteligencia, que tiene que aprender a pensar por sí mismo, y no tiene que recibir pasivamente las ideas y teorías que le vienen del exterior, debe realizar su trabajo para conseguir alcanzar el principio de libertad, principio soberano que forma la base y el fundamento de una valedera columna que debe levantar el Hermano Aprendiz al iniciar los trabajos de su Templo propio individual y valioso.

Cuando ingresamos a nuestra Augusta Orden, pasamos por una especie de muerte simbólica en el cuarto de reflexiones  y renacemos a una vida nueva, luego todo nuestro esfuerzo debe ser superado hasta aspirar plenamente el simbolismo de cada grado que es la base de nuestra doctrina interior.

Por eso el espíritu masónico de la Orden corresponde a este afán humano de buscar la verdad. El espíritu Masónico flota en cada uno de nosotros, en la organización de nuestros propios Templos, y el cuerpo de esta Augusta Orden formado por la tradición, la historia y el incesante deseo de superación, hacen que el espíritu masónico se mantenga cada vez más fuerte y dinámico aún a pesar de todos los vientos en contra que soplan del mundo exterior profano.

Gracias.

Mario Zenteno M.

M:.M:.

Segundo V:. Log. Arco Iris No. 38

Abril 1990 e;,v;.

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