El masón, las Logias y la Masonería tienen una ineludible tarea por cumplir en el mundo profano, sin afectar la férrea cadena fraternal que los une.
«Después de la media noche» se define como la proyección social de la Orden.
Individualmente, el hombre, el masón, debe ser ante el mundo donde convive, un permanente ejemplo de Moral, lo cual sólo es logrado a través de un comportamiento que equilibre las relaciones entre los hombres y los deberes que nacen de estas relaciones. Cada masón representa a su Logia y a la Masonería en general, de manera que su imagen tendrá que ser en todo momento el reflejo ejemplar del esposo, del padre de familia, del hijo, del hermano, del ciudadano. En su trabajo, en la calle, en el club, en todas partes debe ser modelo de rectitud y de virtudes. En su comunidad debe identificarse como un Lider por su vida ejemplar. La Masonería es y será para siempre «un sistema moral dentro del cual caben los principios y creencias de todos los hombres amantes de la humanidad y del progreso, dotados de rectitud de criterios y buena voluntad». Debe ser representativa y fuente de consulta a todos los niveles.
Todo eso es posible si «después de la medianoche» la masonería sale del anonimato y se dirige al mundo profano con Fe, Esperanza y Caridad, interviniendo en la vida de los pueblos, en la solución de sus problemas sociales, económicos y culturales. Después de la medianoche la masonería a través de los masones debe estar presente en los poderes de la vida nacional, para que desde adentro, haga sentir sus principios moralistas, su pulcritud en el manejo de la cosa pública, y su sentimiento solidario por los verdaderos derechos del hombre.
Elabora y recopila:
Francisco Castillo Serrano. M. M. Resp. Log. «Deberes Humanos» No. 237. Mérida – Venezuela.
Fuente: Vera, J. (1995). Revista «Pio Gil». San Cristóbal – Táchira.