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De Babilonia M. E.

Para analizar esta respuesta, que dan los tres Maestros Masones que llegan de Babilonia a Jerusalén, cuando se presentan al Sanedrín para participar en los trabajos de reconstrucción del Templo, es muy importante considerar a los lugares – origen y destino del viaje – así como a los principales actores  – los tres M.M. y el M.E.- de este hecho, intentando, aunque en forma extremadamente resumida, tener una visión de sus respectivos contextos.

El significado de la palabras

El significado de Babilonia es Confusión, ya que esta deriva de la palabra Babel que fue el lugar en el que Nemrod mandó a construir una torre, llamada de Babel, queriendo alcanzar a Dios y a consecuencia de lo cual, el lenguaje de los hombres fue confundido.

Jerusalén, es generalmente interpretada como ciudad de paz, fundamento de paz o posesión de paz, sin embargo la terminación hebrea shallen tiene un atributo cualitativo mas bien de completecidad por lo que Jerusalén sería más bien el lugar dónde las cosas están completas y como consecuencia de este estado entrar en posesión permanente de la paz.

Zorobabel, nombre que significa Simiente de Babel, que interpretada resultaría ser Guía de la prole de Babel, atribuyéndole a este personaje la conducción de los israelitas que fueron repatriados a Jerusalén desde Babiblonia para la construcción del segundo Templo y poseedor de la cualidad de completicidad evolutiva (como se puede entender de su denominación en el ritual del S.R.A.J: M. E.).

Finalmente, los tres M.M. representan, con certeza, al hombre en su integridad, es decir al cuerpo, al alma y al espíritu, con conocimiento y evolución de los dos primeros aspectos y con la decisión de conocer y progresar en el tercero.

Babilonia, en la historia

Babilonia, según la historia, fue una famosa ciudad situada a orilla del río Eúfrates. Fundada por Nemrod hacia el final del III milenio a.c., alcanzando la plenitud de su magnificencia durante el reinado de Nabucodonosor, alcanzando su ocaso con la invasión de los medopersas quienes la subyugaron. Babilonia tuvo grandes desarrollos en las ciencias, la religión y las artes y se constituyó, en su mejor época, como el centro del conocimiento para la humanidad. En lo religioso, según los hallazgos arqueológicos y algunos textos antiguos, debió albergar más de cincuenta templos, siendo su dios principal Marduk, denominado Merodac en la Biblia. Por otra parte, su diversidad de deidades tenia agrupaciones trinitarias, siempre conformadas por dos dioses masculinos y uno femenino. Babilonia, finalmente, basaba mucho de su acontecer en la adivinación y existe el conocimiento de su creencia en la inmortalidad del alma.

El poder babilónico fue el que, por el año 712 a.C. invadió Israel, destruyó el Templo de Salomón y llevó cautivos a los judíos, dejando en las tierras israelitas, algunos habitantes para que se dedicaran exclusivamente a la labranza.

El contexto bíblico

Según la Biblia, Babilonia proviene de mucho tiempo atrás, es decir que tiene mayor antigüedad que la atribuida por la historia, ya que se origina en Ur (tierra de la que fue llamado Abraham), también llamada Caldea y que, emblematicamente, representa al lugar del origen del mal. Es citada en el Génesis (primer libro de la Biblia) y en el Apocalípsis o Revelación (último libro del Nuevo Testamento) como el sitio en el cual se origina el mal o la rebelión contra Dios.

Es posible que dicho lugar – Babilonia – haya sido el primer refugio de Adán y Eva luego de la Caída y su expulsión del Paraíso.  Y así casi en forma constante, Babilonia representa el lugar de expiación para el pueblo escogido, a la vez que el punto de partida para su redención.

La derrota de Babilonia a manos de los medopersas fue precedida por la aparición en sus muros de  la siguiente escritura dirigida al monarca babilonio: “MENÉ, MENÉ, TEQUEL  y  PARSÍN”, cuyo interpretación se encuentra el libro de Daniel que dice “Dios ha numerado los días de tu reino y lo ha terminado. Has sido pesado en la balanza  y has sido hallado deficiente, tu reino ha sido dividido y a dado a los medos y los persas”. Se cita este pasaje porque en él, como en general en los hechos relatados en el Antiguo Testamento, la victoria y la derrota, como alegorías, marcan el principio y el fin de determinados ciclos que cumplen un determinado objetivo.

La visión esotérica

Los israelitas (llamados así por Jacob, quien recibió el nombre de Israel después de salir victorioso de su lucha interna por acercarse a Dios), pueblo elegido, fue esclavizado primeramente en Egipto. Egipto, es sinónimo del lugar inicial de la evolución humana según el esoterismo. Por lo tanto se puede deducir que el hombre, representado por el pueblo elegido, después de la Caída (de la desobediencia del hombre al mandato divino de no conocer el bien y el mal y la ciencia) sin consideraciones de tiempo, fue llevado al punto primigenio de la evolución – el Egipto-. Desde allí, después de una penosa preparación,  bajo el mando de Moisés – quien representa a la voluntad – emprende el éxodo – figura que representa a la evolución – y vaga por 40 años en el desierto – que significa el período de la vida física – levantando en esta travesía, siempre que descansaba, el Tabernáculo, el primer Templo para comunicarse con Dios, para recibir de él instrucciones e inspiración, las que eran dadas sólo al sumo sacerdote – es decir a la conciencia – y este las transmitía al resto del pueblo – que representa al hombre – para su ejecución.

Más adelante el pueblo llega a la Tierra prometida y hace de Jerusalén – la parte más elevada de paz – la capital de su reino. El hombre domina su cuerpo y se establece, es decir consolida su accionar físico. En Jerusalén, en tiempos de Salomón – es decir con sabiduría – alcanza la cúspide de su evolución en alma, ya que no otra puede ser la interpretación de la magnificencia del templo de Salomón, el cual refulgía interna y externamente, cual si fuera solamente de oro y el Astral, el mundo del alma, es ciertamente un mundo de refulgente luz.

Pero esta duáda conseguida, física y emocional, no fue suficiente para mantener el equilibrio y el pueblo – ciertamente incluyendo a su Rey – es decir a su mente -, caen subyugados por la dejadez y se alejan de Dios. Esto hace que sean vencidos por el mal – Babilonia – que los esclaviza y destruye el esplendoroso templo – es decir todo lo logrado en evolución hasta ese momento – llevándose inclusive los utensilios sagrados – emblemas del espíritu – y encadenando a sus sacerdotes – a su conciencia –

Ritual del S.R.A.J.

El ritual del S.R.A.J. describe a los tres M.M. llegados de Babilonia como a tres personas de estirpe real judaíca que llegan  a Jerusalén y piden ser admitidos para participar en la construcción del nuevo Templo, sin pretensiones de rango ni jerarquía.

Es importante notar que ellos, inicialmente, no son reconocidos, tal como se puede deducir de la pregunta que les formula el M.E.:

“¿ De dónde venís forasteros…?”

Y aún luego de su respuesta, aparentemente vaga, “De Babilonia M. E….”, no se les identifica y por ello se les inquiere acerca de que piden.

Y esto es razonable, por que como se verá más adelante, los que se encontraban en Jerusalén, en ese momento al mando del pueblo y de las obras, gozaban de plena libertad para sus actos, en tanto que los M.M. procedentes de Babilonia , en la práctica, aún eran esclavos, puesto que si bien habían sido liberados de aquel país, esta cualidad de libre no era total sino hasta que fueran admitidos entre su pueblo.

Interpretación

La primera percepción, es la diferencia existente entre los recién llegados (los tres M.M.) y aquellos que se encontraban en Jerusalén, estos con conocimiento de lo que hacían y de sus objetivos, aquellos sumidos en confusión, pidiendo admisión entre los suyos.

Es  de aquella confusión, de aquella cautividad de conciencia – de Babilonia – de dónde provienen los tres M.M., de aquella prisión del cuerpo y del alma, dónde no tenían ningún vislumbre del Espíritu… de aquella confusión casi sin esperanza, en la que se encontraban sumidos por su debilidad y derrota.

Por qué tres M.M. ?

Porque, tal como se mencionó antes, ellos representan justamente a la conformación del hombre: Cuerpo, Alma y Espíritu.

Porqué llegan, aunque retrasados a  Jerusalén ?

Por que están en búsqueda de su reconstrucción individual, de su regeneración integral… por que están decididos a reandar el camino recorrido – de la evolución del cuerpo y del alma – y encontrar el pórtico, la entrada, la oportunidad – el Arco – que les permita entrar a la profundidad de la conciencia – la Bóveda – que les permita, primero vislumbrarla y luego esforzarse por alcanzar los dominios del espíritu y acercarse a la divinidad – el Ara -, para beber de sus aguas de paz e integridad y encontrar el equilibrio, ese equilibrio cuyo símbolo masónico es el triángulo, ahora contenido en el círculo, símbolo de Dios. Porque están decididos a emprender el viaje desde Babilonia – la confusión, la materialidad sin razón, el cientismo obsecado – hacia Jerusalén – la completicidad, la integridad, la paz, la sabiduría.

Deben recordar lo que ya evolucionaron y por ello el simbolismo del descenso a la bóveda. Deben encontrar lo que tuvieron, aunque sin entenderlo en su totalidad y por ello encuentran, no sin ardua labor, el Altar con el Nombre Inefable.

De Babilonia M. E., con desesperación, con lagrimas en los ojos y en el alma…..

De Babilonia M. E. confundido por solo haber aprendido de la ciencia y desdeñado la sabiduría y el poder de Dios: El amor…

De Babilonia M. E., casi perdido y extraviado en el Camino…

De Babilonia M. E. adonde fui llevado por creer que al conocer la ciencia había concluído mi labor, por haberme derrotado la soberbia, por haberme embebido en mi mismo, a mi equivocado entender,  sentir y  actuar.

De Babilonia M. E. dónde fui esclavizado por las cadenas que yo mismo fabrique al negarme a escuchar a mi conciencia.

De allí vengo M.E. solicitando me admitáis para acercarme a Dios y conocerle y evolucionar en espíritu para reconstruir mi templo y enmarcar el triángulo de mi existencia en el círculo de Dios.

  • Mario Cabrera Ruiz

15 de mayo de 5998 a.l.

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