Meditación
Es natural ser amigo de aquellos que son amistosos, agradar a aquellos que son agradables, amar a los que son amables. Personas dispuestas, atractivas, y afables tienen una cualidad magnética que atrae la atención y el efecto de otros.
Sin embargo, ¡no ocurre así con el amor de Dios! El expresó Su amor por la humanidad pecadora mientras éramos «débiles» (Romanos 5:6), «impíos» (5:6), «pecadores» (5:8), y «enemigos» (5:10). El amor de Dios no es un impulso, sino un acto decisivo de Su voluntad hacia el objeto de Su afecto. ¡Dios te ama, no por razón de… sino a pesar de lo que tú eres!
¿Amas tú como Dios ama? ¿Alcanzas con interés y compasión a los necesitados, a los marginados y aun a los repulsivos? Si no, admite tu falta de amor a Dios (El ya lo sabe); medita sobre Su incondicional amor por ti, entonces, con la ayuda
de Dios, permite que «el amor de Dios sea derramado» (5:5) de tu corazón al corazón de otra persona que necesita desesperadamente experimentarlo hoy.
Los que menos merecen el amor son los que más lo necesitan.
“Señor cuando veo mi vida y trato de recordar todo lo que has hecho por mí. Lo único que puedo decir es ¡cuán grande es tu amor! Gracias porque sin yo merecerlo Tú me has amado y me seguirás amando. Ayúdame a poder expresar ese amor a otros. En el nombre de Jesús. Fiat
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Haz un pequeño receso en tu día y lee este pequeño mensaje.
«Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (Corintios 13:13). Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuae. Et rege eos, et extolle illos usque in aeternum = Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. Sé su pastor y ensálzalo eternamente. Autor: Desconocido Recopilado:ANDALUZ