La Caridad para el masón no es solamente hacer el bien y ser bueno con los demás, no es solamente dar sin que nadie nos pida, sin que nadie se entere y sin esperar nada a cambio, la Caridad es mucho más que eso para el masón, es un instrumento de trabajo que se refleja en todas las tenidas, es la base de nuestras Liturgias, es la práctica que inspira los principios de solidaridad humana y el estímulo de todo noble esfuerzo al servicio de la humanidad.
La Caridad para el masón es la Ley del Corazón, es la palabra más hermosa de todos los idiomas, es una antorcha moral, es ley en la Francmasonería Universal, la Caridad no es beneficencia, por el contrario, expresa una idea de hacer el bien por el bien mismo, es la virtud opuesta a la envidia, es la guía del masón y como dijo el poeta: «LA CARIDAD ES EL AMOR SAGRADO DE LA HUMANIDAD».
Es bien sabido que la Caridad es palabra santa, en el REAyA se le informa al recipiendario, «que el más sagrado de los vínculos, cuando no fuere el más noble, el más grande, o el más respetable, es la práctica de las virtudes más dulces y bienhechoras, es socorrer a nuestros hermanos y semejantes, prevenir sus necesidades, aliviar sus penas y asistirles con nuestros consejos y luces, de manera que lo que es una rara cualidad en un profano, para el masón es sólo el cumplimiento de un deber.
Cada ocasión de ser útil a la humanidad que no aproveché es una infidelidad que comete, cada socorro que rehuse a su hermano es un perjurio». Es tan rigurosa la Caridad en la masonería que cuando por cualquier circunstancia en la Tenida o por olvido no se practica la Caridad por medio del Saco de Beneficencia, la Tenida es declarada nula.
Recopilado y elaborado por: Francisco Castillo Serrano. M. M. Resp. Log. «Deberes Humanos» No. 237. Mérida – Venezuela.
Fuente: Schacter S. Revista Lealtad. No. 1. (1986). Caracas.