No hay nada como bien o mal. Eso depende. Depende del punto de vista. No hay nada muy sólido sobre lo que uno pueda decidir que «esto está bien y esto mal».
La misma cosa puede estar bien para una persona y mal para otra, porque, más o menos, depende de la persona. La misma cosa puede estar bien en un momento para una persona, y en otro momento estar mal, porque depende de la situación.
Se os han enseñado categorías aristotélicas. Esto está bien y esto está mal. Esto es blanco y esto negro. Este es Dios y este el diablo. Estas categorías son falsas. La vida no se divide en blanco y negro. Una gran parcela es gris.
Y si lo analizáis profundamente, el blanco es un extremo del gris y el negro es otro, pero el espacio comprendido entre los dos es gris. La realidad es más gris. Así debe ser porque en ningún sitio está dividida.
No hay compartimentos estancos en ninguna parte. Esa es una manera tonta de poner categorías, pero se ha implantado en nuestra mente.
De modo que bien o mal no paran de cambiar. Entonces, ¿qué hacer? Si alguien quiere decidir absolutamente, se quedará paralizado, no será capaz de actuar. Si queréis eso y actuáis solo cuando tenéis una decisión absoluta sobre lo que está bien, estaréis paralizados. No seréis capaces de actuar en la vida. Uno debe actuar y actuar, en un mundo relativo. No existe una decisión absoluta, así que no la esperéis. Simplemente mirad y observad, y lo que sintáis que está bien, hacedlo.