Al Oriente del Titicaca
Aristides ¿Por qué soy masón?
La búsqueda permanente
En la vida cotidiana resulta ser un ejercicio saludable revisar periódicamente el estado integral de la existencia individual. Realizado en el silencio interno de cada uno, este examen debería comprender un análisis del estado físico, emocional y mental. En el primer ámbito especialmente en la actualidad tener conocimiento del estado en que se encuentra nuestro cuerpo debería llevarnos a adoptar decisiones que contribuyan a su conservación y buen funcionamiento o, en su caso, a adoptar determinaciones de atención de salud imprescindibles. En la dimensión emocional, la prudencia nos indica que estamos en la búsqueda constante en forma consciente o intuitiva de un sano equilibrio psíquico, mismo que debería manifestarse en nuestra conducta diaria, por lo que el análisis de la vivencia emocional reviste importancia, porque nos proporciona la medida en la que estamos encontrando ese equilibrio o cuán lejos estamos de él y como conclusión, debería proporcionarnos elementos que otra vez nos impelan a tomar acciones que nos conduzcan a construir el estado emocional deseado. Finalmente, el estado mental cierra este conjunto de análisis y de él podemos concluir no sin dificultad en qué ocupamos nuestra mente, cuán conscientes somos de aquello, cuánto control tenemos sobre eso y qué deberíamos cambiar en este ámbito para mejorar nuestra vida. En general, el resultado final de este ejercicio suele mostrar cuánto falta para tener una vida equilibrada. Mas, si la conclusión fuera de que se ha alcanzado ese estado de equilibrio, con certeza cabría la expresión “pero hay algo que me falta….” A esta expresión se le llama el “sentido de falta” y ese sentido de falta está presente en los seres humanos de forma general.
La llegada a la masonería ayer
Llegaba a las puertas de la Cantería el adolescente de 14 años cumplidos, para pretender ser recibido como aprendiz contratado en el arte de construir.
Llamaba a las puertas del primer patio y así comenzaba un nuevo ciclo para quien, de ser aceptado, se convertiría, con el tiempo y su esfuerzo, en un Maestro en Masonería, capaz de planificar y construir esas catedrales y obras que aún se alzan imponentes como brazos en perfecta oración hacia el cielo como testimonio del trabajo fecundo de quienes emplearon su existencia en hacerlo. Condiciones básicas debía tener ese pretencioso muchacho: haber nacido libre, tener buena salud, inclinación al trabajo y probadas fidelidad y generosidad. Así vivió la masonería operativa y permitió durante cientos de años construir bellas edificaciones y forjar maestros del arte que vivieron para dar gloria, con sus obras, al Padre de la vida.
La llegada hoy a la masonería
Como ese adolescente, con seguridad que cada uno de nosotros llegamos a las puertas de nuestros templos, solicitando humildemente ser admitidos en la Orden masónica… las razones para hacerlo han debido ser muy diversas y es posible que las haya tantas como masones en el mundo, pero si hay un impulso general: El sentido de falta. Por lo que parece vana pretensión intentar esbozar una respuesta única a la pregunta planteada ¿Por qué soy masón?, sencillamente porque cada masón tendrá o no esa respuesta en su corazón.
Por ello, lo que aquí se dice no pasa de ser un pretexto para conversar y una invitación para plantearse a sí mismo la pregunta y responderla, para que la vida masónica tenga sentido y no se convierta en una cotidianeidad sin razón, en un transitar raudo y ruidoso en el que no se percibe absolutamente nada y no se vislumbra un propósito porque se lo desconoce.
¿Qué puedo entonces decirles? Nada más que mi personal experiencia al respecto.
Estructurar la respuesta
En estos pocos años que tengo el privilegio de pertenecer a la Gran Logia de Bolivia, una institución cuya razón de ser es la práctica de la masonería, me he planteado que es necesario seguir un cierto orden de asuntos para intentar esbozar una respuesta a tan importante como profunda pregunta.
Lo primero debería ser contar con una definición acerca de la masonería, cuál su propósito y su método.
La Masonería es un sistema de moral velado por alegorías e ilustrado por símbolos. La Masonería es el camino de búsqueda de la verdad por la práctica de las virtudes. La Masonería es EL ARTE DE LA VIDA, es UNA FORMA DE VIDA.
La Masonería es el instinto de civilización que es la esencia profunda de la condición humana y como tal, inseparable del hombre. Es la asociación de quienes unidos en confraternidad hacen del construir su oficio.
Es un sistema en el que se impulsa a cada miembro a trabajar activamente en el desarrollo iniciático, moral e intelectual, sobre la base de los Valores y Principios que proclama: Libertad, Igualdad y Fraternidad; Amor Fraternal, Socorro y Verdad; Congruencia, Credibilidad y Trascendencia; con el propósito de que influya – desde la acción individual – de manera positiva en la Sociedad.
El objetivo de la Masonería es la evolución plena del ser humano en sus talentos y capacidades, de tal manera que contribuya de manera efectiva a la construcción de un mundo justo, fraterno, equitativo y libre.
La masonería persigue un objetivo claro: La Fraternidad Universal: un mundo en el que todos nos consideremos hermanos y disfrutemos a plenitud la libertad y la igualdad.
La masonería es iniciática, entendiéndose por esto, un proceso mediante el cual se hace que el masón se sienta impelido a iniciar el camino de aprendizaje del Arte de vivir, comenzando por conocerse a sí mismo y culminando en ofrecer el más alto y puro de los servicios a sus semejantes.
La masonería es progresiva, porque adquirir los conocimientos debe obedecer a un método de percepción – conocimiento – reflexión – práctica, utilizando para ello fundamentalmente el método del Ritual.
La Masonería no es solo una institución de beneficencia, aunque la CARIDAD es la virtud más apreciada dentro de ella y la solidaridad con los semejantes es una declaración abierta de sus miembros, sin embargo ambas no son en realidad un fin en sí mismas sino un medio.
La Masonería no es un club social. Es una agrupación social que realza este aspecto, porque es muy importante en la convivencia humana y por lo tanto debe fomentarse su sano desarrollo.
La Masonería no es solamente una agrupación filosófica, sin querer significar esto que en ella no se filosofe, por el contrario, las diversas y continuas interrogantes que se nos presentan en el camino masónico impelen a filosofar.
La Masonería no es ni pretende ser un grupo selecto de poder político o religioso, puesto que la política partidista y religión militante y su proselitismo son temas que no se tratan en ella.
La Masonería no es una religión, puesto que en ella se respeta con meridiana claridad la libertad de conciencia.
La Masonería no es una asociación elitista en la que pueden hacerse realidad las ambiciones personales, porque en ella solamente se reconocen, sin premiar, los méritos logrados por cada miembro y los aspectos económico y social, en forma individual, deben ser más bien una consecuencia del esfuerzo de cada uno en su particular desarrollo, que producto de la pertenencia a la Masonería.
La Masonería no es agrupación ocultista ni secreta, porque en ella no existe la práctica del ocultismo y aquello que por muchos es considerado secreto, no es otra cosa que la práctica del legítimo derecho a la intimidad individual y colectiva de sus miembros.
Teniendo ese contexto, entonces es necesario contrastar los motivos personales con este, para encontrar una respuesta aunque sea general, a la interrogante planteada.
Soy masón porque encuentro que la masonería es el camino por el cual resolveré ese “sentido de falta”; es el sistema por el cual encontraré el sentido de la vida.
Soy masón porque encuentro que la masonería es el sistema de moral que modula el desarrollo de mi vida. Una referencia permanente para valorar mi conducta, porque cuando se hace una evaluación vivencial, el resultado suele ser el sentido de falta magnificado en intensidad pero difuso en definición y todas las conductas y actitudes adoptadas llegan a carecer de valor como resultado.
Soy masón porque encuentro que la masonería me induce a construir un sentimiento de integridad, que va aminorando el sentido de falta y proporciona la oportunidad de encontrar la verdad (eliminar el sentido de falta) es por la práctica de las virtudes.
Entonces soy masón porque he decidido buscar la verdad (comprensión de la vida) y entiendo, acepto y determino hacerlo por el camino de la práctica de las virtudes.
Que son las virtudes sino el dominio de una destreza y la inclinación a hacer el bien y que con su práctica me van a permitir construir una conducta y actitud en la vida. Me van a permitir ser la persona que quiero ser. Permitir lo que llamamos la construcción del Hombre de bien.
Luego, soy masón porque tengo el convencimiento de que el mundo va a mejorar si participo activamente en su construcción, desde la visión de que la obligación de ser mejor siempre está delante de la de hacer mejor. Esto lo manda inevitablemente la congruencia. Entonces iré logrando ser:
- Buen ciudadano, reverente ante mi país, obediente activo de sus leyes y sus autoridades, constructor permanente de su historia.
- Buen padre, formador de una familia sólida, de la escuela donde se imparten y cultivan incondicionalmente los valores esenciales del género humano.
- Buen esposo, reconociendo en la esposa a la persona con quien se ha decidido recorrer el camino de la vida, brindándose mutuamente el apoyo necesario y oportuno para la realización plena de cada uno.
- Buen hijo, compartiendo la vida con los padres y asistiéndolos en todos los momentos que lo requieran. Iluminando su ocaso así como ellos iluminaron nuestro amanecer.
- Buen hermano, estando dispuesto a dar todo lo necesario para caminar junto a ellos.
- Buen amigo, abriendo la mente y el corazón a quienes con los que caminamos juntos la vida compartiendo las luces y las sombras, las mieles y las hieles.
Soy masón porque concibo a la vida como un arte en cuyo desarrollo concurren el conocimiento y la sabiduría y cuyos cimientos son la razón y la fe y que se manifiesta en la conducta fundamentada en el conocimiento de la vida, es decir la aplicación de la sabiduría (Sabiduría = Inteligencia + amor)
Soy masón porque quiero lograr los objetivos de la masonería:
- Ser una persona equilibrada de servicio.
- Ser hombre de bien.
- Ser constructor del cambio positivo de la humanidad, de un Mundo Fraterno y justo.
- Ser un referente de la sociedad
Soy masón porque entiendo que la vida es la oportunidad para ejercer el derecho de hacer el bien y tener una existencia trascendente.
Soy Masón porque entiendo que Dios ha creado el universo y la vida, pero nos ha conferido la capacidad de preservar y mejorar lo creado y de seguir creando y para ello no ha dado en plenitud su máximo Poder: El Poder del Amor y el amor es lo que ha hecho que todo cuanto vemos, conocemos y percibimos y lo que no vemos, ni conocemos, ni percibimos exista.
Soy masón porque he decidido amar incondicionalmente a la vida, al ser humano y al universo. Soy masón porque he decidido construirme de la mejor manera para poder ejercer este derecho de hombre de bien: Amar.