Raíz de una palabra griega, “arkhè”, que significa «el comienzo».
Cada ser de la Naturaleza y del hombre mismo tiene un «principio». Por ejemplo: los genes, que dan lugar a la estructura final.
Es un prefijo que se origina en innumerables palabras; en la Masonería, origina la palabra más utilizada, expresando a Dios: Arquitecto, es decir, «la única cubierta», el «principio único».
Sin embargo, no todos aceptan la presencia de Dios en la concepción cristiana.
Una mayoría hace consideraciones sobre la existencia o no de Dios, en la concepción del Creador.
Ciertas logias se abstienen de comentar sobre el Gran Arquitecto del Universo; prefieren silenciar en lugar de oponerse al hito correspondiente a esa existencia.
El masón no debe temer exponer su creencia, ya que siempre será respetada.
Es evidente que hay un «arco», “arché” en todo, y esto inspira una investigación permanente.
Si existo, tuve un comienzo. ¿Vale la pena descubrir qué era o esperar que otros lo descubran al pasar las noticias?
El Masón, desde la Iniciación, admitió la creencia en un Ser Supremo, y esta posición debe mantener, ya que tampoco escapará, al misterioso final.
Breviário Maçônico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, p. 52.
2 de febrero.