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Antroposofia

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Antroposofia

La antroposofía es un tipo de estudio que busca relacionar la divinidad con la sabiduría humana, es decir, relaciona el ámbito espiritual universal con la espiritualidad del ser humano, esta ciencia se interesa en estudiar la capacidad del ser humano para percibir acontecimientos más allá de los visibles, fenómenos invisibles y de carácter espiritual que conectan dos mundos el terrenal y el espiritual. 

También se interesa en la aplicación de métodos que permiten despertar esa capacidad sensitiva que posee cada ser humano, la antroposofía es una doctrina de investigación, de descubrimiento y no posee ninguna afinidad con ninguna religión ni tampoco es un tipo de costumbre religiosa, así como tampoco es un camino de revelación, solamente investiga la interconexión entre el terrestre y el mundo invisible o de aspecto espiritual. 

La antroposofía se encarga de dar significado o de describir distintos aspectos que estén conectados con lo mencionado anteriormente, se encarga de identificar la entidad espiritual presente, de igual forma organiza estos entes de manera jerárquica, identifica la evolución de los mismos y las actividades que estos poseían para poder definir cuál es el papel en la evolución de la vida humana, como ejemplo de dicha teoría se puede mencionar la vida de Cristo en la tierra (siendo este el máximo ejemplo de conexión entre ambos mundos), la aparición de Jesús de Nazareth (o Jesucristo). En la tierra ha significado un cambio total en el ámbito terrenal, cósmico, espiritual permitiendo describir a la historia humana en un antes y en un después de su aparición o nacimiento. 

La Antroposofía es un sendero de autoconocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo. Así describía Rudolf Steiner, su fundador, el concepto de Antroposofía. Y añadía a continuación: 

“Surge en el ser humano como necesidad del sentimiento y del corazón. Y encuentra su justificación cuando consigue que se pueda satisfacer esa necesidad. Sólo puede reconocer la Antroposofía el que encuentre en ella aquello que busca a partir del corazón. 

Y por consiguiente, solo pueden ser antropósofos quienes sienten determinadas cuestiones sobre la esencia del hombre y del mundo como una necesidad tan vital como la que se siente cuando tenemos hambre y sed.” 

La mayoría de seres humanos llevan internamente las preguntas de “¿Quién soy?”, “¿Por qué estoy en este mundo?”, y “¿Qué sentido tiene mi vida?”. Antiguamente, y también hoy, eran las religiones las que se encargaban de dar respuesta a estas preguntas. Actualmente, la ciencia, la técnica y la economía han evolucionado de tal manera, que el ser humano ha quedado totalmente desconectado de su propio origen y del sentido de su existencia. Muchos seres humanos sienten que vagan a la deriva en una vida sin sentido, que se debate en medio de una lucha por la supervivencia que le obliga a adaptarse al medio hostil y competitivo que le rodea. 

Frente a esta situación han ido divergiendo dos posturas, que se consideran únicas e irreconciliables. Unos consideran que el ser humano es solo un conglomerado de células resultado de una evolución basada en el azar y en la selección natural. Y en el otro extremo otros se aferran a alguna religión, creyendo que todo es obra de la voluntad de Dios, y que hay que tener fe y aceptar sus designios aunque no los entendamos ni los podamos entender nunca. Parece que solo hay dos opciones: la razón o la fe, la ciencia o la religión. 

No obstante todo ser humano lleva en su interior el anhelo de libertad, el impulso del amor y la capacidad de crear, y esas tres capacidades le convierten en algo único y especial. Y de esas capacidades surge un impulso, una voz que resuena en el interior de cada uno: “conócete a ti mismo”. La solución a los conflictos que hoy en día tenemos planteados solo será posible si cada uno se esfuerza en dar respuesta a esa voz interior. La Antroposofía muestra que el autoconocimiento es posible, y que el camino que nos lleva a él puede seguirlo hoy en día cualquier persona libre de prejuicios. Ya no hace falta retirarse del mundo y aislarse en un templo o en una ermita. Es cierto que es conveniente dedicar un tiempo al silencio, a la meditación y al estudio de temas espirituales, pero es precisamente en la vida cotidiana, a través del trabajo, de la familia, y de las relaciones sociales, donde podemos poner en práctica nuestros conocimientos y seguir avanzando. La Antroposofía proporciona conocimientos adquiridos de modo espiritual, muestra la forma de aplicarlos a la vida cotidiana, y también proporciona una guía para que cada uno pueda alcanzar esos conocimientos por sí mismo. 

La antroposofía es como las boy bands y las hombreras: siempre vuelven. Bien sabe Dios el daño que hicieron a la estética de toda una generación de mujeres las hombreras llevadas al límite, y las irreparables consecuencias de los Backstreet Boys en muchas chicas jóvenes. Pero la antroposofía es la peor de las modas. Lo peor de ella es que es complicado escapar de su influencia. Aunque usted, lector, no sepa muy bien qué es esta cosa que suena a estudio científico de bares heavies, lo cierto es que le afecta hasta un punto que seguramente no se imagina. Se trata de todo un sistema místico- filosófico desarrollado por un señor austriaco muy raro, que incluye una pseudomedicina, una agricultura, un sistema educativo – las famosas escuelas Waldorf. 

El creador de la antroposofía fue Rudolf Steiner, un filósofo y ocultista austriaco de finales del XIX. Su biografía es relativamente interesante. Steiner tuvo una educación bastante buena y muchas oportunidades para haber sido alguien decente en la vida, pero acabó optando por los caminos del maguferio y la sinvergüencería. Fue algo así como el Pocholo o la Paris Hilton de su época. Estudió la obra de Fichte, que fue un filósofo que, junto a otros románticos como Hegel o Schlegel, se dedicaron a hacer apología antiintelectualista, nacionalista y a sodomizar la obra de Kant. Tras ello estudió la obra de Goethe. Con todo lo interesante que hizo este gran dramaturgo y semicientífico alemán, Steiner se quedó con lo peor: sus ideas misticistas. Para Goethe así como tenemos la vista para captar la luz y el tacto para sentir superficies y temperaturas, la mente sirve para tener acceso a una realidad mística. También tuvo contacto con las ideas de Nietzsche, de quien volvió a sacar lo peor: lo del superhombre y la tontería del eterno retorno. No es de extrañar, pues, que Steiner fracasara estrepitosamente como filósofo y tuviera que buscar algún otro sitio donde ganarse las lentejas. 

Ese otro sitio no fue otro que el ocultismo/espiritismo/misticismo. Por esta época, ya a principios del siglo XX, se le había ido totalmente la cabeza, entregándose a la búsqueda de la revelación mística. Se unió a la Sociedad Teosófica, una secta ocultista liderada por Helena Blavatsky. Esta mujer proveniente de la nobleza rusa era también una persona que se dedicaba a los shows de espiritismo y que, además de escribir un buen montón de libros de lo más alucinantes, fue desenmascarada en más una ocasión —era también bastante racista, teniendo una especial manía con los aborígenes australianos a los que acusaba de ser un sucio “cruce atlanto-lemuriano”. 

Pese a que a Steiner le gustaba todo lo del tarot y lo de los ectoplasmas, ya que era el jefe de la sección teosófica en Alemania y Austria, Rudolf era un tipo ambicioso. El quería ser el dueño de su propio circo, no el animal de la Blavatsky. Así que decidió irse y crear sus propias fumadas a las llamó „antroposofía‟. 

Para ello hace una mezcla sincrética de todo esto: – Las tonterías nacionalistas y profundamente irracionalistas de la filosofía romántica que le gustaba. – La supuesta justificación científica del misticismo, extraída de Goethe. – Lo que había aprendido con los chamanes de la teosofía. Especialmente astrología y cosas hinduístas tipo chakras o palabras en sánscrito. 

-El cristianismo. La figura de Jesús es central en la antroposofía. Steiner creía en su historicidad y en que era una evidencia de sus posiciones misticistas. Aunque, también se le iba la cabeza a ratos y decía que en realidad Jesús son dos personas. El caso es que toma también el concepto de „juicio final‟, que las sectas apocalípticas cristianas entienden como el gran „rapto‟. Pero el rapto no será en este mundo, sino en el espiritual, ese al que sólo podremos acceder si le pagamos dinero a los de la antroposofía y sometemos nuestra voluntad. De ahí que todo esto no sea más una vulgar secta. 

Cosas espirituales sacadas de su propia cosecha que – no se sabe muy bien cuándo comenzó a elucubrar – hay dos versiones: haber conocido a un herbolista que fue su maestro y otra, posterior, en la que Jesucristo se le apareció una noche y le reveló movidas gordísimas. 

Entre esas cosas espirituales propias están: 1) La verdad no existe, es una creación del alma humana y cada cual ha de encontrar la suya. 2) El ser humano es cuerpo, alma y espíritu. 3) El alma humana se ve afectada cada semana según la posición de los astros. 4) Existe el karma y nos reencarnaremos. 

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