Aristides
Solidaridad, Justicia y Paz
Introducción.
Los Derechos Humanos desde su promulgación por las Naciones Unidas han marcado un punto de inflexión en la historia de la humanidad. Y aunque su vigencia no ha alcanzado los niveles y menos producido los resultados anhelados, su esencia ha inspirado las normas en las que en general basan su accionar los países de todo el orbe. En la actualidad temas como la participación, la inclusión, la equidad y otros están marcando la dirección del acontecer humano, evidentemente como medios para lograr un objetivo mayor: la convivencia fraterna y en paz. Y aunque la Declaración de los Derechos Humanos se califica como el ideal que marque el derrotero de los países, exhortándolos a no escatimar esfuerzos en su difusión y práctica, ni lo uno ni lo otro han alcanzado plenitud.
La cultura de paz, es una necesidad en la vida de la humanidad, como un requisito indispensable para la construcción de un mundo fraterno y justo que proporcione a todos los seres humanos la posibilidad de su realización máxima. La vigencia de Derechos Humanos será patente y evidente cuando todos vivamos en el ámbito de una cultura de paz consciente y sostenible. La paz definida como el estado dinámico de la vida en que las acciones cotidianas se desarrollan en forma armónica y ordenada, requiere de la justicia, es decir del comportamiento equitativo y equilibrado de los unos con los otros y de la colectividad con el individuo y viceversa y ello surge del ejercicio continuo de la solidaridad, de ese sentimiento que nos impele a asistirnos mutuamente, pero sobre todo a reconocernos iguales y por lo tanto respetarnos.
La Masonería, que se ocupa esforzadamente de la motivación y apoyo de la evolución integral de sus adeptos, lo hace para conseguir su fin último: la convivencia fraternal de la humanidad.
Enarbola la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad como emblemas fundamentales de su accionar y propende a que sus miembros hagan culto vivo de los mismos. Se manifiesta en la sociedad mediante la acción positiva de cada masón en el ámbito en que se desempeña y espera alcanzar el cumplimiento de su misión por el trabajo sinérgico de ellos.
Es muy posible que lo mencionado se cumpla en diferentes niveles de impacto, pero también es innegable que la humanidad está viviendo en un estado permanente de conflictos de diversa graduación, naturaleza y manifestación, que no sólo muestran una tendencia contraria al propósito de la Masonería, sino que pueden convertir en estéril su acción.
Entonces, se hace necesaria alguna acción adicional para reforzar el trabajo sostenido respecto de la difusión de nuestros valores y de nuestra misión.
Por ello la Solidaridad, la Justicia y la Paz – como expresiones de acción de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad – deberían difundirse, con sentido práctico, en nuestras sociedades en general, pero con especial énfasis entre la generación que tendrá a su cargo la responsabilidad de la dirección de nuestros países en el futuro próximo. Además – y con prioridad – en el interior de nuestra Orden.
La indiferencia, la injusticia y la agresión permanente están marcando una gran parte del acontecer humano. A tal punto que grupos sociales crecientes en número, los toman como cimientos para su actuar de cada día. Y hasta les dan connotación de valores (anti-valores es lo que son). Se debe redoblar el esfuerzo para que la solidaridad, la justicia y la paz marquen el comportamiento humano, lo inspiren y lo dirijan. Es indispensable que estos tres elementos sean fundamentales en la vida de cada persona, de cada familia, de la sociedad y del mundo. Es vital que cobren vida dentro de nuestra Orden y en el pensamiento y acción de cada masón.
Es importante que cada masón esté convencido de la labor que hace, del resultado individual y colectivo que persigue y del compromiso irrenunciable de ser actor del cambio positivo de la sociedad. Ese es nuestro compromiso y lo que se propone es una tarea en ese ámbito de acción.
Debemos proponernos la difusión creativa de los beneficios que la solidaridad, la justicia y la paz pueden proporcionar a la convivencia humana y a su desarrollo. La explicación conceptual de los mismos, la necesidad de practicarlos en la acción cotidiana y de incorporarlos en la conciencia individual y colectiva.
Un inicial grupo objetivo importante de esta difusión somos los masones, porque a partir de la concienciación en la solidaridad, justicia y paz y su práctica cotidiana, basaríamos la tarea de difusión de los mismos a la sociedad.
El otro grupo importante son los jóvenes, porque ellos son la generación que se hará cargo de la sociedad en el futuro próximo y que debe incorporar en su formación estos elementos constructivos que devendrán en mejores oportunidades de realización para todos.