La pobreza no se puede confundir con la miseria; la palabra “pobre” significa «falta» y «ausencia».
Será pobre de espíritu el que niegue cualquier posesión atribuyéndola a Dios.
El Divino Maestro dijo que los pobres de espíritu heredarán el Reino de los Cielos.
La pobreza se puede considerar en cualquier sentido; de riqueza, de salud, de inteligencia.
Los Templarios hicieron voto de pobreza, en el sentido de no admitir ninguna posesión y no en el sentido de penuria.
La negación de la posesión empobrece y eleva la personalidad; Al masón le basta con no aceptar nada, nada de lo que tiene es suyo, ningún bien que posee, ya que todo pertenece a Dios.
La pobreza, en el sentido específico de humildad, es una virtud recomendada por la Masonería.
Los bienes materiales son aquellos que se oxidan y que la polilla consume; cuando muramos, no llevaremos nada a la otra vida, excepto el espíritu y quizás el conocimiento.
El masón debe preocuparse por adquirir bienes intelectuales y morales, que son permanentes, es decir, eternos.