El símbolo en sí también puede considerarse un adorno; pero específicamente, se considera un adorno el objeto que se usa en el cuerpo del masón, como el delantal o mandil, faja, collar, condecoraciones y otros implementos.
Estos adornos difieren de rito a rito y de grado a grado.
Su uso, aparte del delantal o mandil, no es obligatorio; En las sesiones festivas, se recomienda que el masón use todos los adornos a los que tiene derecho.
Hay otros adornos recomendados que, aunque no son de uso masónico, son inherentes a un buen masón, como la simplicidad en el vestido, la limpieza, el buen carácter, la compostura, en resumen, tanto el comportamiento masónico como el profano.
Aunque hay insignias, anillos, hebillas y una serie de adornos diseñados para identificar quién es un masón, no se recomienda su uso, ya que no es, entre los profanos, ponerse en una postura masónica, hacer signos, buscar reunión con un masón desconocido.
La sencillez, el decoro, la prudencia son adornos recomendados, ya que el masón debe ser modesto, humilde y prudente.
Hacerlo no atraerá ni llamará la atención, lo que a veces se vuelve poco recomendable.
Breviário Maçônico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, p. 28.