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INVOCACIÓN

Eterno Padre, como criaturas humanas e hijos Tuyos, nos congregamos en una

Mansión de Luz, a Ti erigida y dedicada a Tú Santo Nombre,

y humildemente impetramos Tu bendición.

Consagra el “Taller” con Tu santidad; vence nuestro mal con Tu bondad; ayúdanos a obrar rectamente, a amar misericordiosamente, a caminar humildemente en Tú presencia. Une nuestras mentes para que te conozcamos, nuestros corazones para que te amemos y nuestras manos para cumplir Tu santa voluntad, de modo que seamos dignos obreros de Tu templo.

Señor, por Tú fidelidad mantennos fieles a los votos de castidad y caridad que pronunciamos sobre el Libro de la Santa Ley en el Altar de las Promesas, y no permitas que los quebrantemos u olvidemos. Haznos hombres que sientan el amor fraternal en un mundo de infraternidad; danos suaves y hábiles manos en la práctica del socorro; guía nuestras mentes en la indagación de la verdad de eterna vida en medio de nuestros fugaces días.

Que los jóvenes hallen en Ti su consagración y los viejos su consuelo.

Dios misericordioso, haznos misericordiosos para todas las flaquezas que nuestros hermanos lleven como una carga del pasado. Haz que perdonemos sus faltas como nosotros quisiéramos ser perdonados.

Enséñanos a ser apacibles en nuestros pensamientos, justos en nuestros tratos y generosos en nuestros juicios. Que el espíritu de la Masonería more en nosotros y deseche toda envidia, toda impureza, todo rigor. Al terminar el día, acabada nuestra labor, admítenos en la Gran Logia Blanca, en el Templo no fabricado con manos.

                                                        Amén.

Invoquemos al Gran Creador Del Universo, para que fieles a su mandato cumplamos a diario nuestro juramento de “hombres libres y de buenas costumbres” y  ser mejores cada día. Ser más tolerantes con los ignorantes y los atrevidos, más amables con los profanos y aprender de los sabios para recibir su luz, ser más responsables en el trabajo y las obligaciones, DIOS nos  creó para realizar un propósito, vivamos por Él, intentemos ser mejores. Hoy digamos la plegaria: Tu rex gloriae, Christe. Tu Patris sempiternus es Filius. Tu, ad liberandum suscepturus hominem, non horruisti Virginis uterum. = Tú eres el Rey de la gloria, Cristo. Tú eres el Hijo único del Padre. Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.                                                                               

Autor: Joseph Fort- Newton                       Recopilado: ANDALUZ

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