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LA IGLESIA Y LA MASONERIA

En el número 84 de la revista Escuadra y Compas, el director de la misma, ha abierto la posibilidad que los escritos creados por los HH. Masones en cada una de sus respectivas Logias merezcan un espacio de difusión en el órgano de prensa. Una medida acertada, porque es en cada uno de los Talleres donde se plasman las iniciativas masónicas y se difunden a los demás HH. que participan en ella. Es el trabajo masónico que se desarrolla; un Hermano designado investiga, lee y construye una propuesta sobre un tema determinado anunciado con la necesaria anticipación. Concluido el plazo, el investigador expone el fruto de su trabajo ante los HH. que esperan el mismo, y luego de conocido, despliegan comentarios, criterios, opiniones que enriquecen mucho más el trabajo presentado. El resultado final es que el tema considerado, y tratado de la forma relatada, es un caudal invalorable de conocimientos, que termina radicando en la mente, memoria e ilustracion de todos los HH. que participan de la reunión. Así es el trabajo masónico, generoso dando y entregando todo lo que se sabe y tiene sobre un tema específico; recibiendo con reconocimiento y agradecimiento todo lo que se entrega; y creciendo en conocimientos, valores y principios que enriquecen moral y espiritualmente al hombre masón.

El que sigue es un trabajo en logia, sobre un tema que siempre es de interés.

Este es un tema muy sensible para los masones, porque trata de un conflicto entre la institución religiosa cuya fe, el catolicismo, es abrazado por muchos de ellos, quienes también comparten membresía, en la otra entidad que propugna la fraternidad universal y la gradual perfección del ser humano que es la Masonería. La contradicción es la interpretación de algunos temas, entre una institución que encabeza un poderoso movimiento religioso mundial, versus otra que es iniciática, moralista, propugnadora de la fraternidad universal y el gradual perfeccionamiento humano.

Es fe y creencia por un lado y forma de vida por otro. El desacuerdo entre Iglesia Católica y Masonería tiene una antigüedad de más de 300 años. Prácticamente desde su creación, la Masonería ha preocupado a la Iglesia. En este lapso hubo periodos que han sido muy críticos y extremos llegando inclusive a la excomunión de los masones. Desde los años 1700, 1800 hasta el final de la 2da guerra mundial, la Masonería ha sido beligerantemente enfrentada a la Iglesia, con un anticlericalismo muy marcado, producto de la connivencia de la institución religiosa con las monarquías absolutistas y despóticas del pasado.

Las autoridades de la Iglesia católica se han pronunciado muy reiteradamente sobre el tema de la masonería: desde 1738 a 1980. Se conservan no menos de 371 documentos sobre la masonería, a los que hay que añadir las abundantes intervenciones de la Curia Romana y las no menos numerosas declaraciones de las Conferencias Episcopales y de los obispos de todo el mundo. Todo ello está indicando que nos encontramos ante una cuestión vivamente debatida, fuertemente sentida y cuya discusión no se puede considerar cerrada.

El tiempo y los cambios sucedidos en la sociedad mundial y sobretodo los sangrientos conflictos armados, parece que han modificado las posiciones anteriores, haciendo que la conciencia institucional se conmueva en ambas partes, pero no lo suficiente todavía, para eliminar las tensiones entre las dos partes. Además, en la actualidad han surgido corrientes nuevas en la masonería, como la Nueva Era, que ha retomado las banderas del pasado y continúa su dura crítica contra la institución religiosa.

Así como la edad media es el predominio del absolutismo despótico, ejercido por la monarquía y el clero religioso, con la figura de Cristo y Dios como lo principal y más importante; la edad moderna es de la masonería, con el concepto del antropocentrismo del hombre. De su conducta, moralidad, rectitud, depende, como factor clave, su porvenir. El secretismo en la Orden masónica juega un papel destacado.

Para entender la posición masónica y el recelo de la Iglesia Católica, recuérdese que en la Europa de ese entonces se estaba viviendo los estertores de la edad media a punto de ser superada en 1789, con el terremoto de la Revolución Francesa, cuando la monarquía absolutista y despótica, de los Borbones y el Clero cómplice de sus excesos, fueron destruidos por el tercer estado que era el pueblo donde militaban masones que se destacaron en ese evento histórico que marco un cambio de época.

Por una parte, los privilegios de clase cesaron y surgió una nueva forma de convivencia y de organización, el Liberalismo y la Masonería, que marcó el predominio del hombre en toda actividad, dotándolo de libertad y derechos que antes nunca habían sido reconocidos. Por otra, sucedieron los cismas en la Iglesia Cristiana, con el Gran cisma de Oriente y la aparición de la Iglesia Ortodoxa, luego los cismas de Occidente con nuevas divisiones protagonizadas por los protestantes. Políticamente, se vivían los tiempos del Emperador Napoleón, que acosaba a las realezas europeas.

En resumen, los poderes anteriores en Europa, Monarquía y Clero, estaban en seria inestabilidad y cuestionamientos, mientras emergían nuevos poderes, el liberalismo, la democracia, la masonería, la república, que pretendían borrar todo vestigio de un pasado oprobioso para la humanidad, cual fue la edad media. La Masonería como institución nació el 24 de junio de 1717 en Inglaterra y rápidamente se extendió al continente europeo. Pero también tempranamente sufrió cismas. En Francia se produjo la primera gran escisión, cuando se eliminó al GADU y la creencia en un Ser Supremo, como exigencia de pertenencia y progresivamente se tornó anticlerical. Este cisma se produjo en 1738.

En ese ambiente social y político nace la Masonería en Inglaterra y rápidamente se expande a Europa, como una institución que apuesta por la fraternidad Universal, ante la separación que existía en la sociedad, como consecuencia de los cismas de la Iglesia Cristiana que estaban ocasionando profundas divisiones entre la población de pueblos y ciudades. Por el nuevo pluralismo religioso y discordante, la Masonería convoca a la unidad del hombre. Ante los dogmas plantea el racionalismo, la primacía de la razón: difunde su doctrina y práctica, mediante el esoterismo.

Apoya la fraternidad secularizando el cristianismo medieval con el simbolismo y el lenguaje del constructor. Prepara al Hombre para la fraternidad universal mediante un proceso gradual de formación en el cual pule su actitud, conducta, mentalidad en el afán de perfeccionarse y ser la piedra cubica con la que se construya la Catedral de la Humanidad. Honra al trabajo, y llama con este apelativo, a las reuniones de instrucción masónica en las cuales se escuchan, comentan, aportan, los trabajos de investigación, precedidos de ceremonias y rituales. La prioridad es formar un nuevo hombre, que crea en un ser superior y sobretodo sea probo, honesto, recto, honrado con honor.

Así, la Masonería, se constituye en centro conciliar, de real fraternidad en la que concurren hombres de todos los credos, que sin la Orden no tendrían oportunidad de compartir. El factor de separación que era la religión, reduce su influencia y se cuestiona su accionar.

La Masonería es deísta acepta a un ser superior, pero lo verdaderamente importante es ser probo, honrado, de recta conducta y mucha moral. En las logias participan masones de todas las religiones y para conciliar entre todos ellos la nominación divina adopta el GADU, Gran Arquitecto del Universo, que tiene que ver con la fe individual y la conciencia personal. Toda fe sinceramente profesada pero que guie al hombre por el camino de la honestidad y probidad es respetada. El GADU es un ser supremo del cual no hay doctrina de fe. Es un principio creador. No tiene mandatos morales ni de fe. Es un principio racional que rige las leyes de la razón humana. La moral es del masón.

Hasta aquí se ha descrito el contexto histórico para comprender mejor las condiciones y el momento en el cual se produjo la crisis entre la Iglesia Católica y la Masonería. La Iglesia estaba debilitada y sujeta a agudas críticas por su pasado reciente de apoyo al absolutismo despótico.

Dentro el marco de referencia establecido, veamos cuales son las observaciones y críticas de la religiosidad católica sobre la masonería. Es importante mencionar que la fuente de información católica para juzgar a la masonería, son constituciones, rituales, escritos, libros, publicaciones, testimonios de miembros activos y retirados de la Orden.

Las incompatibilidades han sido mencionadas muchísimas veces, principalmente en el pasado, pero se mantienen hasta el presente. Se citarán los documentos, autores que los emiten y contenido principal de la crítica:

1738. Papa Clemente XII. Constitución Apostólica. In eminenti apostulatus specula.

Descalifica las asociaciones masónicas, por fundarse en un pacto o convenio secreto entre hombres de distintas religiones, en virtud del cual quedaban vinculados de forma muy estrecha entre sí, bajo una fingida apariencia de honradez natural.

La asociación secreta es ilegal. El peligro es la contaminación de la fe por la vinculación estrecha de hombres de distinta religión.

Las diferencias religiosas carecen de importancia a la hora de construir templo de la humanidad. Hay indiferentismo religioso. Todas las religiones son válidas para dar culto a Dios y salvar al hombre.

El juramento del secreto, es utilizado para ocultar mediante el silencio los males que se cometen.

1751 Papa Benedicto XIV. Constitución Apostólica. Próvidas Romanorum

Ratifica y justifica los argumentos de su antecesor. Promulga la excomunión contra los católicos que apoyen a la Masonería.

1775 Papa Pio VI. Encíclica Inscrutabile divinae sapientae.

Previene la actividad de las asociaciones (Masonería) influidas por el iluminismo anticristiano que protegía a corruptos y embaucadores.

1821 Papa Pio VII. Bula. Ecclesiaem Iesu Christie

Ratifica excomunión. Reafirma argumentos antimasónicos de sus antecesores Destaca el secretismo, indiferentismo religioso, inmoralidad y profanación del cristianismo.

1825 León XII. Constitución apostólica. Quo graviora.

Denuncia conspiración masónica contra la Iglesia y el Estado. Denomina a Masonería Secta. Denuncia de engaño y depravación a la Masonería en su intento de destruir el estado y la Iglesia. Prohibió la Masonería. En tono alarmante denuncia persecución y conspiración masónica contra la Iglesia y el Estado.

1829 Papa Pio VIII. Encíclica Traditi Humilitati

Denuncia conjura contra el Estado e Iglesia. Los medios son: Presunción racionalista iluminista que ataca a Iglesia calificándola de Fabulas y superstición.

Indiferentismo religioso, con cualquier religión se salva el hombre. Es estupidez abandonar una religión e irse a otra, porque todas son iguales.

Depravación moral. Traducciones tergiversadas de la Biblia; emisión de libros perniciosos; desprecio de sacerdotes y ritos; maquinación contra autoridades eclesiásticas y civiles; injerencia en la educación; ataque a la indisolubilidad del matrimonio.

Relativismo moral es depravación al alabar igual a la verdad que a la falsedad; al vicio y a la virtud; honestidad y perversión.

1832 Papa Gregorio XVI. Encíclica Mirari vos

Defensa del celibato sacerdotal, matrimonio cristiano, autoridad eclesiástica. Responsabiliza al indiferentismo religioso de la conspiración. Ataca la libertad de conciencia, la libertad de imprenta, la rebeldía contra la autoridad civil, el estado laico.

1846 Papa Pio IX. Encíclica Qui pluribus.

Denuncia conspiración persecutoria contra la Iglesia mediante el racionalismo y el naturalismo. Reitera todas las de sus antecesores. Condena el comunismo.

1873. Encíclica. Etsi Multa.

Denuncia a la Masonería como la autora de la guerra desatada contra la Iglesia en todo el mundo, en especial en Roma con las medidas anticlericales del Estado Italiano, los ataques en Suiza y en Prusia; y la penetración de la Masonería en la América, donde surgieron contradicciones entre el Estado y la Iglesia y las medidas anticlericales que se desataron en México, Colombia, Venezuela, Chile, Guatemala, Uruguay y en especial en Brasil donde dos obispos trataron de impedir la presencia de masones en sus diócesis.

1882 Papa León XIII Encíclica Etsi nos.

Defiende a la Iglesia de las acciones que establecieron el estado laico en Roma y toda Italia. Las acciones de la Masonería en el mundo convierten en verdaderamente incompatibles y irreconciliables las relaciones entre ambas instituciones. Condena a la masonería y a quienes apoyan sus acciones.

Critica a la Masonería el secretismo y las califica de clandestinaje. Devela que son asociaciones fuertemente jerarquizadas que desmienten en los hechos la fraternidad que pregonan. La acusa de Moralidad fingida; ciega obediencia a las autoridades bajo penas mortales; y finalmente de sociedades delictivas donde se practicaban actividades ilegales que quedaban impunes por el secretismo.

Por otra parte, juzgaba duramente el racionalismo masónico que negaba a la Fe como fuente de conocimiento y solo admitía el racionalismo masónico como fuente de la verdad y el perfeccionamiento gradual de la mente humana para alcanzar la certeza absoluta.

En cuanto al destino sobrenatural del hombre, la masonería afirmaba en contra que su destino era plenamente terreno y era aquí donde encontraría la felicidad. Negaba el pecado original y la reivindicación del ser humano con la crucifixión, afirmando que él es bondadoso por naturaleza y solo bastaría dejarse llevar por su libertad de pensamiento y acción para realizarse y ser feliz. Finalmente, que el constante progreso y perfeccionamiento del hombre lo llevaría a alcanzar la edad de oro que el mismo construye gradualmente de acuerdo a su perfeccionamiento. Esta afirmación es contraria al principio cristiano de la redención.

Subraya la incompatibilidad de la Iglesia Católica con la Masonería, pues la hostilidad hacia la primera, imposibilita la pertenencia a ambas. El estado italiano erradicaba las órdenes religiosas y reducía la acción de estas en la vida secular. Expropiaba sus bienes y estableció el laicismo en el estado con la consiguiente intervención en el matrimonio y la educación. El orden moral de la sociedad fue liberado de límites y rápidamente se formó una política anticristiana que se extendió por todo el mundo.

En su encíclica Praeclara gratulationis en 1894 León XIII hizo la defensa más encendida de la civilización cristiana. Llamo a la unidad de todos ante el embate del nacionalismo, imperialismo, liberalismo laicista, del socialismo y comunismo y de la masonería. Demostraba que se había extendido acusaciones falsas contra la Iglesia, perjudicándola en su buena relación con poderes civiles y el pueblo y acusaba a la masonería como la propulsora de los desórdenes sociales que animaba a las ideologías políticas y extendía su influencia.

En su última encíclica Annum Ingressi en 1902, constatando el progreso de la masonería en el gobierno de los estados, denuncio la falta de responsabilidad de esta en las decisiones erróneas que ya se sentían y la decadencia moral en las sociedades europeas. La causa estaba en el ateísmo práctico que se había instaurado y el remedio en el retorno de la sociedad al seno del cristianismo. Este ideal restauracionista estaba en el ideario de la Iglesia en la época de los totalitarismos ideológicos terribles y de las dos guerras mundiales, hasta el Concilio Vaticano II donde se abrió las puertas a la democracia.

1917 Derecho Canónico. Canon 2335.

Limita la excomunión solo a los que dan su nombre a la masonería para permanecer en ella. El delito de la masonería es contra la Iglesia y no contra la religión.

Canon 2336. Denunciar a los clérigos y religiosos que pertenezcan a la masonería. Prohíbe el matrimonio católico a los masones, salvo algunas condiciones. También ser padrinos de bautismo y confirmación y recibir sepultura eclesiástica. Leer libros masónicos.

Siglo XX. Los Papas redujeron la frecuencia con la que se pronuncian contra la masonería, probablemente porque el comunismo ateo y antirreligioso gano protagonismo a la masonería a la hora de hablar de enemigos de la Iglesia y religión. Además, la Orden Masónica, redujo su beligerancia progresivamente después de las dos guerras mundiales.

1949. El Santo Oficio declara que nada ha cambiado para que la Santa Sede modifique sus decisiones sobre la masonería.

1958. Papa Pio XII. La masonería es la causante del distanciamiento entre la cultura y la Fe.

1960 Papa Juan XXIII. Confirma la vigencia de todas las decisiones de la Iglesia sobre la masonería.

1983 Congregación de las Doctrina de la Fe. Código de Derecho Canónico. Ratifica la incompatibilidad de la profesión de fe de la Iglesia Católica con la Masonería.

Elimina la excomunión, por razones jurídicas y no teológicas o morales. Por la dificultad de conceptualizar los términos de “maquinaciones contra la Iglesia”.

Reitera que el naturalismo racionalista y relativista de la masonería expresado en la simbología conduce al relativismo filosófico, moral y religioso. La fraternidad masónica es distinta a la cristiana. La primera considera profano al que participa de la segunda.

La verdad cristiana es la verdad de Dios, en tanto la masónica es la verdad de cualquier religión. Conduce al indiferentismo religioso.

2016 Pontificio Consejo de la Cultura. Recuerda a los masones las condenas a la masonería, pero ofrece apertura al dialogo, que es aceptada por la Orden en virtud de la comunidad de valores, entre ambas instituciones.

Hay que tener en cuenta, las acciones que realiza la masonería en una versión denominada “Nueva Era”, que mantiene la conducta confrontacional con la Iglesia Católica mediante conferencias, reuniones, encuentros, en los cuales anuncia la presencia del nuevo Cristo con su símbolo de la era de Acuario, puesto que la era cristiana del Cristo y del pescado de la era de Piscis, ha concluido y está superada.

El nuevo Cristo será hombre y energía, no sueños ni dogmas.

A su turno la Iglesia mediante teólogos, diócesis, etc. también expone la defensa de su fe religiosa con tanto vigor y recursos como la de los contrarios. La arena de confrontación esta principalmente en Europa y Norte de América. Es intensa y continua, pero de baja percepción.

Sin embargo y pese a todo, el dialogo está en curso, es difícil porque los cuestionamientos de una parte y las acciones de la otra, son profundos y activos. Los entredichos son morales, filosóficos e históricos. Superarlos es posible, pero humanamente complejos. El hombre es espíritu y materia; razón y fe. Los masones están en el punto de la alternativa.

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