Hoy aprendí, que nadie está obligado a: «Quererte»,
Nadie está obligado a amarte,
Nadie está obligado a ayudarte,
Nadie está obligado a escucharte,
Nadie está obligado a comprenderte.
Por tanto: No esperes «nada» de nadie. De la familia,
hijos, amigos, hermanos, compañeros, maestros,
Así, te evitarás grandes decepciones, desengaños y amarguras.
Entrega con satisfacción lo que des: Tu palabra, tu tiempo, tu cariño,
tu comprensión, tu tolerancia y si te agradecen «bendice».
Si no te agradecen, perdona y olvida.
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Recuerda: Nunca hagas nada, ni digas nada para recibir recompensa. Una buena enseñanza dice: «Ten cuidado de tus palabras, lo que sale de la boca, precede del corazón”.
No olvides: Solo el amor de tu Padre y Madre, estarán dispuestos a protegerte a ayudarte, a guiarte. Por esa razón tú vales mucho, por eso; tu palabra, tu vida, tu éxito, tu trabajo, debes valorar y cuidar en esta vida.
Solo queda pedir al Gran Creador del Universo, cuide tu vida: Cor Jesu, majestatis infinitae, miserére nobis = Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Andaluz