Uno de los problemas de la vida de relación es la hipocresía.
Sobre este tema hallamos en Khalil Gibran una magnífica enseñanza.
“Jesús tomó un espejo… y en el vio al holgazán, al inválido y a aquellos que titubean y caen en el “camino antes de alcanzar la meta.
“Se compadeció de todos ellos; quiso elevarlos a su altura y pedirles que apoyasen sus flaquezas “en Su fuerza.
“A menudo vi cómo Jesús acogía a todos los que venían desde tierras de pecado hasta el “santuario, mientras que para los hipócritas permanecía herméticamente cerrado.
“Un día, mientras descansábamos con Él en el jardín de las granadas, le dije: “Maestro, tú “perdonas y consuelas al pecador y a todos los débiles y enfermos, mas nunca a los hipócritas”.
“Y me respondió: “Has escogido muy bien tus palabras cuando llamaste pecadores a los débiles y a “los enfermos. Les perdono sus flaquezas y sus enfermedades del espíritu, porque estas fallas las “han heredado de sus antepasados o adquirido de sus vecinos.
“Mas no tolero al hipócrita, porque él mismo unce el yugo sobre el inocente y el bueno.
“Pero los débiles, aquellos que tú llamas pecadores, son como los pájaros cuyas alas, aún débiles, “los hacen caer del nido. Los hipócritas son los buitres que aguardan sobre la roca la muerte de su “presa.
“Débiles son los hombres perdidos en un desierto. Pero los hipócritas no son perdidos; conocen el “camino, aunque se rían entre la arena y el viento.
“Por este motivo no los acepto”.”
QQ:. HH:., frente a muchas coyunturas de la vida somos débiles, incluso mentirosos y hasta hipócritas, usemos la razón y las herramientas que nos brinda la Or:. para superarnos y hacer frente a nuestros problemas.
No seamos hipócritas cuando un semejante nos busca en procura de un aliento, una orientación o una ayuda sincera para superar un problema. Démosle nuestra ayuda, la máxima colaboración que nos sea posible. No seamos los buitres que se refocilan ante el dolor ajeno pensando en los pingües beneficios que pueden obtener explotando para su beneficio esta coyuntura.
Seamos siempre hombres libres y de buenas costumbres, libres de la hipocresía y poseedores de un código moral fortalecido. Seamos MM:. en todos y cada uno de los actos de nuestra vida.
Oremos con el Salmo XXX: “Que los labios de los hipócritas enmudezcan, esos labios que hablan inicuamente contra el justo con soberbia y mofa.” Seamos el justo, no el hipócrita.
Por: Manuel Diez Canseco