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HUMOR Y MASONERIA

Por Jacob Santiago Ramírez

Lo cómico es simplemente una forma divertida de ser serios.

Peter Ustinov

Seguramente dentro de los trabajos en una Logia, el tratamiento del humor y de la comicidad daría para un estudio profundo y un gran debate. El estudio de sus orígenes y los campos de tratamiento como la antropología, medicina, pedagogía, comunicación… así como las deliberaciones de los grandes pensadores al respecto pondría sobre la mesa un tema apasionante sobre lo que entendemos por humor y todo aquello relacionado: los chistes, el sarcasmo, la sátira, la ironía, la burla… que le aportaría el matiz desde muchos puntos de vista.

La palabra humor se relacionaba en las antiguas civilizaciones griega y romana con los líquidos de un organismo vivo: bilis negra, bilis, flema y sangre. Las alteraciones de los humores producían enfermedades y la estabilidad de todos ellos el cuerpo sano.

El humor y lo cómico no es el mismo concepto, lo cómico puede encerrar la necesidad de reírse de algo o de alguien, su finalidad hacer reir y entretener, digamos que la forma de hacer reir dependerá del individuo y sus virtudes mientras que el humor es existencial, pone de manifiesto nuestras insuficiencias, es una crítica expuesta ante las emociones como un juez inflexible llevándote al sentimiento contrario.

También las virtudes y los rasgos más cómicos, que se han dado a conocer por otros sobre la masonería, han tenido lugar en series, películas con un gran sentido del humor.

Los Picapiedra y la serie Los Simpson, por ejemplo, han dado a conocer la masonería en su forma más divertida, de forma sarcástica e irreverente. En su episodio 12 de la sexta temporada de los Simpson titulado “Homer el Grande” Homer entra en la sociedad secreta «Los canteros» en ella disfruta de privilegios hasta que es expulsado por limpiarse en el pergamino sagrado, con su tatuaje digno de un elegido lo readmiten para cumplir con el objetivo de la masonería en su búsqueda de la verdad y el compromiso social hasta que los “canteros” deciden operar al margen de Homer en una nueva sociedad mística y filantrópica, cansados de tanta virtud.

Las verdades junto con las ideas de divulgación de ajenos a la masonería se entrelazan en una parodia acerca de que la masonería ostenta cierto poder e influencia, a los altos valores que propugna la masonería y que humanamente se olvida en ocasiones, los privilegios y la celebración de éstos mediante una canción en una comida que simula los ágapes fraternales, en la letra se dice ser los responsables de la no implantación del sistema métrico en los países anglosajones, de contactar con seres extraterrestres y de seleccionar los “Oscar”.

Como dijo nuestro hermano Charles Chaplin: “A fin de cuentas, todo es un chiste”

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