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PATRIARCAS II : Isaac

En este capítulo vamos a abordar lo más importante referido al segundo Patriarca Hebreo reconocido. Su verdadera importancia radica, en que, es en él, que se realiza la alianza del Señor con Abraham, como representante del pueblo de Israel y en el se inicia la descendencia anunciada. Este es el verdadero valor histórico de esta personalidad que en el devenir solo constituye el nexo entre Abraham y Jacob, sin ninguna otra característica notable.

ISAAC

Es el segundo de los Patriarcas hebreos. Nacido de la unión de Abraham su padre y Sara su madre, ancianos marido y mujer, escogidos por Dios para ser el origen del pueblo hebreo.

Recordemos que a los 99 años de edad a Abraham se le apareció el Señor para anunciarle:

  1. Los cambios de nombres de Abram y Saray a Abraham y Sara.
  2. La alianza del Señor con él y toda su descendencia a partir del hijo que tuviera con Sara.
  3. La circuncisión aplicada a todos los varones de la descendencia, como señal de respeto a la alianza de por vida. Abraham, la practicó empezando en él, desde ese momento y transmitió la tradición a toda la descendencia.
  4. El anuncio que Sara de 90 años tendrá un hijo de Abraham, quien será llamado Issac.             
  5. Ismael, hijo mayor de Abraham con Agar, la esclava de Sara, no es parte de la alianza, pero será bendecido como padre de un gran pueblo, los ismaelitas que son los actuales árabes.

En Manré, en un bosque de encinas, tres hombres se le aparecen a Abraham y le manifiestan que, en un año a partir de ese momento, Sara tendrá el hijo anunciado, pese a la incredulidad de ella y Abraham. En el tiempo predicho, Sara dio a luz al niño pronosticado. Ella tenía 91 años y Abraham 100 años. Nació en Canaán, la tierra prometida. Fue bautizado con el nombre de Isaac, como Dios había indicado y circuncidado, a los 8 días de nacido según mandato de la alianza.

Abraham fue un hombre de bien, obediente, temeroso y respetuoso del Señor, llevaba una vida de trabajo y humildad; generoso y considerado con su mujer Sara, su hijo Isaac y los esclavos que tenía y le ayudaban en administrar con sabiduría los bienes y riqueza que había formado en toda su vida. Diariamente ofrecía su actividad al Señor.

Formó a su hijo Isaac con mucho amor considerándolo como el presente que el Señor les había dado a el y su mujer Sara. Se sentía responsable de la vida de Isaac, a quien siempre lo miraba como el hijo de la alianza con el Señor. Le repetía que el debería tener una descendencia entregada a los designios de Dios, para su obra en la Tierra.

Isaac fue formado en la humildad, agradecimiento y obediencia al Señor. Constantemente, su padre Abraham, le recordaba esto como la principal acción del hombre sobre la Tierra. Sentía el amor de su progenitor por él y le agradecía constantemente por las enseñanzas que recibía, en el trabajo y la conducta. Asimismo, recibía las atenciones y cuidados de su madre, que sentía el amor por el hijo llegado en las postrimerías de su vida. Él se había convertido, en la verdadera razón del deseo de vivir de sus padres. Además, ambos reconocían que tenían la misión de formarlo y cuidarlo como parte de la alianza con el Señor y por tanto sus atenciones al menor eran extremos.

Isaac e Ismael sabían que ambos eran hermanos, pero con sus respectivas madres. Ismael, 13 años mayor que Isaac se burlaba constantemente del menor, por sus imposibilidades respecto a la edad. Le creaba al hermano menor inseguridades y complejos que minaban el carácter de este. Su madre Sara, percibida de ello, pidió a Abraham, echara del campamento a la esclava Agar y su hijo Ismael. Después de otra insistencia, Abraham accedió y con pesar les ordeno irse dotándoles de agua y medios de subsistencia por un tiempo. Agar e Ismael en el suceso de la vida, llegaron a Egipto, donde Ismael se casó con una egipcia.

Cuando Isaac estaba alrededor de los 20 años, El Señor se le apareció a Abraham y le reclamo el sacrificio de Isaac en honor a Él. Abraham cayó en profunda tristeza y pena por el pedido del sacrificio del hijo que tanto amaban él y Sara.

No obstante estar destrozado por el dolor, accedió pues no estaba dispuesto a desobedecer al Señor así que, sin decirles a ninguno de los dos, ordeno al muchacho y dos esclavos cargaran leña sogas y cuchillo sobre unas acémilas y lo acompañaran al monte Moriáh, para hacer un sacrifico al Señor. El tercer día de caminata divisaron el sitio, Abraham ordeno a los esclavos permanecer y esperarlos allí con los animales; cargó a Isaac con la leña y ascendieron al monte señalado, donde a pedido del Señor ofrecería a su hijo muy amado en holocausto. En el trayecto Isaac pregunto a su padre que sacrificarían sino llevaban ningún becerro de ofrenda a los cual el padre respondía: Dios proveerá.

En lo alto del monte, Abraham construyo el altar del sacrificio, coloco la leña y ató a su hijo sobre la misma y cuando esta a punto de descargar el brazo blandiendo el cuchillo sobre el cuello de Isaac, un ángel detuvo su brazo impidiendo lo degollara; alabando la obediencia de Abraham al Señor por sobre todas las cosas, inclusive el inmenso amor por su hijo; bendiciéndolo abundantemente. Mostrole a Abraham un becerro enredado su cornamenta en unos arbustos, como la ofrenda que ofrecerían al Señor. Luego de efectuada ésta, padre e hijo volvieron donde los esperaban los esclavos y retornaron.

Después de la muerte de Sara, Abraham preocupado por la descendencia establecida en la alianza, envió al esclavo más antiguo y de mayor confianza a buscar mujer para Isaac en su tierra y gente de origen. No permitió que fuera Isaac con el esclavo, por temor a despertar el enojo del Señor que les había ofrecido a él y su descendencia la tierra de Canaán.

En su tiempo Abraham se entero que su hermano Nahor que residía en la ciudad del mismo nombre en Mesopotamia, había tenido con su esposa Milca descendencia de 8 hijos, el menor de ellos era Betuel. Este era padre de una hermosa muchacha llamada Rebeca.

El esclavo de Abraham, cumpliendo su encargo, llego al pozo de agua donde se abastecía la familia de Betuel. Ahí, conoció a la joven y fue aconsejado por el ángel que era la mujer indicada. Después de los acercamientos, entrega de mensajes, reconocimientos, intenciones, aceptaciones, ceremonias, formalidades, con los padres y familia de Rebeca, relatados en la Biblia, la mujer y siervos que siempre la habían cuidado, se marcharon con el esclavo al encuentro de Isaac.

Al acercarse a la casa de Isaac éste sale al encuentro de la caravana y conoce a Rebeca. Queda contento con ella, la invita a la tienda de su difunta madre Sara y se casa con ella. Isaac tenía entonces 40 años.

Rebeca padecía de esterilidad. No podía tener hijos. Isaac ora y pide por ella al Señor y es escuchado. Rebeca queda embarazada de dos mellizos. La madre notaba que estos se movían mucho dentro su vientre en gestación. Ambos peleaban. El primero en nacer era pelirrojo y muy velludo fue bautizado Esaú. Luego nació su hermano agarrado al talón de Esaú y lo llamaron Jacob. Isaac tenía 60 años cuando Rebeca los dio a luz.

En el tiempo Esaú y Jacob serian los antepasados de dos pueblos, los edomitas y los israelitas, quienes no tuvieron buenas relaciones y estaban en constantes reyertas.

En su crecimiento los dos niños demostraron ser muy diferentes. Esaú era activo y cazador en cambio Jacob era pastor. Isaac tenía a Esaú como hijo favorito, mientras que Rebeca lo tenía a Jacob.

Isaac vivía de su trabajo y era exitoso, pero a consecuencia de una sequía fue a vivir con su familia y todo su sequito a Guerar. Ahí el Señor se le apareció presentádose como el Dios de Abraham y le repitió la bendición que tenía sobre él y toda su descendencia. Le ordeno quedarse en ese lugar y no ir a Egipto. Isaac obedeció y fue muy próspero en esa tierra, hasta que fue echado de ella a consecuencia de ser el más rico pese a ser extranjero.

Esaú disfrutaba de los privilegios de la progenitura, pero no los consideraba indispensables. Así que un día en que el hambre lo acosaba y su hermano Jacob cocinaba, le pidió comida urgente. Este accedió a dársela siempre y cuando los derechos de hijo mayor le fueran cedidos. Esaú que no apreciaba ni concedía importancia a los mismos los cedió a Jacob bajo juramento y de esta manera fue recompensado con el plato de lentejas que Jacob cocinaba.

Isaac estaba ya muy anciano y crecía en edad. Quedo ciego y no podía distinguir bien las personas y objetos. Un día Jacob inducido por Rebeca engaño a su padre diciéndole que era Esaú y el plato de comida que le entregaba era producto de la caza y cocina de él.

Isaac disfruto de la comida preparada por su hijo favorito y a pedido de él lo bendice con los privilegios de la progenitura. Cuando llego Esaú, invito a su padre el alimento que el obtuvo y preparó para él, Isaac cayo en cuenta del engaño, pero ya no pudo hacer algo. Pese a sus reclamos Esaú no consiguió alguna bendición de su padre y creció su odio hacia su hermano Jacob.

Isaac antes de morir encargo a Jacob ir a la tierra de sus antepasados y familia y casarse con la hija del hermano de Rebeca, Labán. Le anuncio que tendrá la bendición del Señor al igual que su descendencia tal como había prometido a Abraham y retornara a la tierra prometida de la cual serán dueños.

Isaac se mudó a Hebrón. Allí permaneció hasta morir a los 180 años de edad. Fue enterrado por sus dos hijos Esaú y Jacob en la tumba donde descansaban su padre Abraham y su madre Sara.  

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