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LOS TRES VIAJES SIMBOLICOS

Quiero empezar recordando las diferentes etapas de mi vida, este hecho me trae necesariamente a la memoria que debo pensar cuando fui niño, adolecente, joven, hombre maduro y debo pensar en mi vejez.

Fui recibido en el seno de una familia a la que desconocía absolutamente, sin embargo puedo animarme a asegurar que mi llegada y mi sola presencia en este hogar, colmo de esperanzas, lo llenó de alegría, desbordo el amor en todos los miembros y es más empezaron a formar conjeturas sobre mi persona, sobre mi futuro, sobre mis posibles cualidades y defectos, pero creo que todos cifraron sus esperanzas de una manera u otra en que este nuevo ser debía reflejar muchas de sus aspiraciones que posiblemente ellos lograron a tal vez no. Pero con seguridad deseaban que tenga una vida llena de satisfacciones y metas logradas.

No recuerdo como empezó todo pero estoy seguro que mis primeros pasos fueron llenos de inseguridad, mucha torpeza en mis movimientos, los obstáculos venían uno tras otro. Pero logré superarlos. ¿Cómo lo hice? No sé. Pero que nos les quepa la menor duda, que esto fue posible con la ayuda que recibí, para que esta superación sea una realidad.

Ahora sí, puedo recordar que mi infancia, adolescencia y juventud, también recibí la respectiva ayuda para lograr vencer las diferentes contrariedades que se presentaron.

Indudablemente fue más fácil, porque ya alguien me enseñó a caminar, a leer y escribir, a razonar, a tener sentimientos, obligaciones y derechos. Como verán parecía que tenía varios instrumentos para lograr una superación permanente y más fácil.

Sin embargo, como hombre maduro creo haber logrado algunos de los objetivos que fueron trazados por mis mayores, como los fijados por mi persona. Que lejos estoy de la verdad. Si bien se lograron cumplir algunas metas como objetivos personales, se ve, que no es suficiente. Porque debo seguir aprendiendo para compartir estos mis logros con los nuevos seres que me rodean, como ser mis padres, hermanos, esposa, hijos, amigos y principalmente con todos los miembros de la sociedad a la que pertenezco, y obtener con esto, el ser digno para cada uno de ellos.

Con gran alegría también hoy debo empezar a recordar mis primeros pasos y experiencias en mi nueva vida, como miembro de esta familia que es la Francmasonería.

En mi iniciación tuve que recorrer mi nuevo hogar, sin entender mucho de lo que sucedía, ya que vine de la oscuridad, fui guiado por una persona para vencer los nuevos obstáculos, sabía que debía seguir adelante y encontrarme con lo desconocido, tenía que vencer y estaba seguro de que era posible, porque sentía que era bien recibido.

Indudablemente no podía seguir solo en este mi andar, estaba seguro que contaría con las enseñanzas e instrucciones necesarias para llegar a la nueva meta.

Debo estar preparado, debo continuar esforzándome y para conseguirlo buscaré la fuerza necesaria para vencer mis imperfecciones, reconocer lo justo de lo injusto, diferenciar lo bueno de lo malo, ser capaz de controlar mis pasiones y sobretodo tener espíritu que busque la luz la verdad y el amor infinito.

Hermanos, es justamente en los tres viajes simbólicos que se purifica al profano en su iniciación y esto se efectúa a través del aire que representa su mente, con esta primera experiencia, se limpia su mente de falsas creencias, opiniones y corrientes contrarias al mundo, indudablemente es la parte más difícil.

Seguidamente se lo purifica con el agua, para que pueda vencer sus tendencias negativas y que su lucha individual tenga éxito de liberar su alma de errores e imperfecciones.

Finalmente la purificación del fuego, que es la energía positiva, fuerza que elimina todo residuo de impureza que domina el espíritu.

Como, debemos ver hermanos, la purificación del iniciado, debe recordarnos a los masones, que esta purificación debe ser constante y permanente en todos nosotros. De no ser así, se quebraría la fuerza individual, que es la que sostiene la francmasonería.

GRACIAS

ALDO YAÑES

Aprendiz Mason.

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