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Pensamiento Circular

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Pensamiento Circular 

¿Qué es pensar en circular? Aunque no nos demos cuenta, todo lo que nos rodea y forma parte de lo natural tiene esencialmente un carácter circular. 

El desarrollo económico y social que hemos obtenido estas últimas décadas proviene de un pensamiento lineal, es algo que nos acompaña desde que los primeros descubridores se lanzarán en busca de recursos y riquezas en países lejanos. Sin darnos cuenta, nos hemos apartado de cómo la naturaleza construye desde lo más pequeño a lo más grande. Por ejemplo, si miramos a una célula veremos un diseño perfectamente estructurado en el que las diferentes partes, núcleo, mitocondria, membrana, etc. trabajan en conjunto para desarrollar una actividad de supervivencia perfectamente equilibrada con su entorno. Cuando damos el salto al conjunto de células, estas también se armonizan en un perfecto baile en el que la energía se transforma, los desechos se reintegran en el sistema y una parte ínfima se excreta para integrarse en otro ciclo superior en el que se convierte en un recurso. En definitiva pensar en circular consiste en acercarnos a los modelos naturales a ciclos cerrados de producción y consumo. Separándonos poco a poco del modelo lineal tradicional en el que extraemos de la tierra, transformamos, usamos y tiramos. 

La inercia adquirida nos impide ver que hemos planteado nuestro modelo en una premisa errónea ¡Los recursos son ilimitados! 

Son muchas las iniciativas de economía circular que recientemente se están creando sobre todo en el mundo de la empresa. Este tipo de iniciativas son formidables para poder entrar en la senda de lo circular. La propuesta qué cultura circular está haciendo en el entorno de los ciudadanos es también un pequeño granito de arena que se suma para generar un gran cambio. 

Las diferentes «R» de la economía circular, nos proponen alternativas para que trabajemos entorno a nuevos modelos sociales, económicos y de consumo más sostenibles. Nosotros hemos elegido cuatro de ellas para trabajar: Recicla, reduce, reutiliza y repara. ¿Nos ayudas a girar la rueda del cambio? 

¡Reduce la pereza! aportar un poquito ya es un montón. Las abejas llevan miles de años produciendo un néctar fantástico que a todos nos encanta. La miel, es el resultado de un trabajo en equipo bien organizado y muy eficiente, con pocos recursos son capaces de abastecer a una colmena completa, cada una sabe qué hacer y cómo hacer, trabajan con un objetivo común, garantizar la supervivencia de la colmena. Una abeja por sí sola es insignificante, pero la suma de todas ellas cooperando nos deja con la boca abierta. Un pequeño objetivo que nos podemos marcar es separar bien la basura. Hacer tan solo lo que tenemos que hacer, poner un cubo para cada uno de los residuos que se recuperan en nuestros contenedores es bien sencillo y nos sienta muy bien. 

¡Recicla tus planteamientos! abre tu mente a nuevos conceptos. Son muchos los profesionales como psicólogos, terapeutas, profesionales del ―coaching‖, gurús de la comunicación, etc. que nos invitan constantemente a que nos reinventemos, a que salgamos de la zona de confort para descubrir qué bien sienta y cuántas cosas podemos hacer que no nos creíamos capaces de poderlas llevar a cabo. Dejemos atrás conceptos como: ―reciclar no sirve de nada‖, ―yo soy solo un ciudadano‖, la industria contamina más, ―que lo hagan los otros‖. No se trata de inventar nada se trata de acercarnos a un nuevo pensamiento más alineado con los modelos naturales, volver a lo natural. Interesarse por la economía circular nos sienta bien a todos. ¿Has pensado alguna vez que tu móvil se puede reparar y alargar un poco más su vida útil? 

¡Reutiliza se idea! cuidas tu barrio y proteger el planeta. El 54% de la población mundial vive actualmente en ciudades y en pocos años llegaremos al 75% en la Unión Europea y el 82% en Estados Unidos. Prepararnos para el futuro ayudando a construir estructuras en nuestro barrio que funcionen de manera más eficiente es un gran reto. Cada pequeña reparación qué podemos hacer en nuestra casa tiene que pensarse dos veces y ver qué posibilidades tenemos para ser más eficientes con recursos como la luz eléctrica, la calefacción o el agua. Incluso la compra que realizamos semanalmente para llenar nuestra despensa puede ser un poquito más circular si la planificamos y hacemos que nos sobre menos comida. ¿Circulas? 

¡Recupera la conciencia! cambia el chip y verás qué bien te sienta. Nos pasamos la vida buscando la felicidad, buscando esos pequeños momentos que compartimos con amigos y familiares y nos ayudan a llevar el día a día. Trabajamos duro para poder permitirnos ese pequeño capricho o realizar ese regalo tan deseado a nuestro chic@. H. Thaler fue galardonado el Premio Nobel de Economía, por su contribución a la economía del comportamiento, esto es, básicamente la incorporación de la psicología a las ciencias económicas. El profesor Thaler nos recuerda lo emocional de nuestra conducta ante las compras que realizamos diariamente y recomienda, que para cualquier cosa que adquiramos superior a 100 €, reflexionemos antes de realizarla. Preguntémonos ¿es exactamente lo que necesito? Nos recomienda también ahorrar en los pequeños gastos, en aquellas cosas cotidianas que podemos pasar sin ellas. Llevar un pequeño presupuesto mensual que nos ayude obtener una visión general de nuestra economía familiar también es un consejo interesante del profesor. 

Realmente pensar en circular no es nada más que replantearnos las cosas que hacemos, introduciendo pequeños esfuerzos que nos hagan sentirnos mejor con nosotros y con nuestro entorno. 

El razonamiento circular (en griego κύκλωι δείκνυζθαί) es un tipo de argumentación mediante la que se puede comprobar la validez de un silogismo inductivo (un razonamiento por el que se llega a una generalización a partir de casos particulares), pero también es un razonamiento mediante el cual se puede hacer más evidente lo cierto del silogismo demostrativo, en el que premisas y conclusiones son necesariamente verdaderas. 

A juicio de Aristóteles, el silogismo dialéctico, por ser de carácter inductivo, tiene una fuerza probatoria escasa y necesita ser demostrado más contundentemente. Por el contrario, el silogismo científico, por ser deductivo, tiene fuerza probatoria suficiente, pero, en ocasiones, es necesario explicitar su verdad para aquellos que carecen de conocimientos científicos. El razonamiento circular es el mecanismo por el cual se puede hacer estas dos operaciones: demostrar con más contundencia un silogismo, o hacerlo más evidente. 

También es llamado por Aristóteles razonamiento recíproco y demostración en círculo. Frecuentemente es confundido con la petición de principio con la que no tiene nada que ver, por lo que calificar el razonamiento circular de sofisma es un error. 

El razonamiento circular consiste, según las palabras del propio Aristóteles, en: probar, a través de la conclusión y de tomar una de las proposiciones a la inversa en cuanto a la predicación, la restante proposición que se tomó en el otro razonamiento. O de una manera más sencilla: 

Así pues, la comprobación y el razonamiento de comprobación consisten en probar, a través de uno de los extremos, que el otro se da en el medio. 

De aquí se colige que todo razonamiento circular consiste en una serie de dos silogismos que se relacionan de la siguiente forma: una vez establecido el primer silogismo de la serie, se ha de probar una de sus premisas a través de la conclusión del primer silogismo junto a la premisa que no se esté probando, aunque esta última invertida en cuanto a la predicación. 

Esta inversión consiste en el intercambio de los términos de la premisa, pero sin alterar su cualidad ni su cantidad. El sujeto de la premisa del primer silogismo pasaría a desempeñar la función de predicado en la premisa invertida en el segundo silogismo y el predicado de la premisa del primer silogismo, la de sujeto en el segundo. 

Ejemplo: 

  • Primer silogismo Si A se predica de B y B se predica de C es necesario que A se predique de C 
  • Segundo silogismo Si A se predica de C y C se predica de B es necesario que A se predique de B 

Observando el segundo silogismo se puede comprobar que la primera premisa es la conclusión del primer silogismo, que la segunda premisa es la inversión en cuanto a la predicación de la premisa menor del primer silogismo, y que la conclusión del segundo silogismo es la premisa del primero que queríamos demostrar. 

Nótese que no se han cuantificado las proposiciones como se debería haber hecho para que fuera un verdadero silogismo, porque si las cuantificáramos estaríamos dando lugar a una falacia formal, ya que la inversión realizada en este ejemplo con juicios universales afirmativos no es una inferencia lógica válida. Como bien señala Miguel Candel en la nota 364 de su traducción de los Analíticos Primeros, esta inversión sólo es válida, y por tanto puede ser cuantificada, en los casos en que dos de los tres términos (sujeto, predicado y término medio) sean coextensos, es decir, abarquen el mismo número de individuos. 

Ejemplo: 

  • Primer silogismo Si «que sabe dibujar» se predica de todo «arquitecto» y «arquitecto» se predica de todo «el que diseña edificios» es necesario que «el que sabe dibujar» se predique de todo «el que diseña edificios.» 
  • Segundo silogismo Si «el que sabe dibujar» se predica de todo «el que diseña edificios» y «el que diseña edificios» se predica de todo «arquitecto» es necesario que «el que sabe dibujar» se predique de todo «arquitecto» 

En los ejemplos que se han planteado sólo se demuestra que la premisa mayor del primer silogismo puede ser deducida de su conclusión y de su menor invertida, pero también es posible demostrar la menor a través de la conclusión y de su premisa mayor invertida. Evidentemente no todos los modos pueden ser probados por el razonamiento circular, como más abajo se explica. 

Lugar del razonamiento circular en la lógica aristotélica 

Son dos las obras del Órgano aristotélico que se dedican a estudiar el silogismo. Los Analíticos Primeros analizan la estructura formal del silogismo, en los Analíticos Segundos Aristóteles estudia el silogismo demostrativo o científico. 

En los Analíticos Segundos I, Aristóteles distingue dos tipos de silogismos: los que van de lo más general a lo particular o demostrativos, que amplían el conocimiento a través de la causa, y cuyos términos no tienen por qué ser coextensos; y los que van de lo más particular a lo más general o inductivos, donde al menos dos de sus términos han de ser necesariamente coextensos entre sí para que se derive una conclusión. Los del primer grupo parten desde la causa y llevan al hecho o caso particular. Estos ofrecen verdadero conocimiento científico según la epistemología aristotélica: 

  • Silogismo demostrativo Si «una larga vida» se predica de «los seres carentes de hiel» y «carentes de hiel» se predica de «los hombres, los caballos y las mulas» es necesario que «una larga vida» se predique de «los hombres, caballos y mulas» Mas el segundo tipo, por partir de lo que es más afín y particular, llevan desde el hecho a la causa, y, aunque no ofrezca verdadero conocimiento, es más fácil de comprender. 
  • Silogismo inductivo Si «una larga vida» se predica de «los hombres, los caballos y las mulas» y «carentes de hiel» únicamente se predica de «los hombres, los caballos y las mulas» es necesario que «carentes de hiel» se predique de «los seres dotados de una larga vida» 

Para Aristóteles toda demostración es un silogismo, pero no todo silogismo es una demostración. Mediante el razonamiento circular es posible pasar de un silogismo inductivo a su recíproco demostrativo con el fin de probar que realmente podemos llegar desde lo más general a lo más particular usando la causa como término medio. En el caso de que se pueda probar circularmente un silogismo inductivo, tal inducción quedará probada. 

A su vez es posible pasar desde un silogismo demostrativo o científico, siempre y cuando sus términos sean coextensos, a uno inductivo en el que poniendo a lo particular como término medio, se nos manifieste lo general en la conclusión y se nos 

haga más intuitivo captar el conocimiento de lo general, aunque este silogismo inductivo sea un razonamiento de menor categoría que el de partida. Casos límite de la comprobación mediante razonamiento circular. 

Los ejemplos expuestos hasta ahora responden al modo bArbArA (primera figura), pero el razonamiento circular puede aplicarse a más modos silogíticos. El que sigue es un ejemplo en cEsArE. 

  • Primer silogismo Si «que sabe dibujar» no se predica de ningún «chimpancé» y «que sabe dibujar» se predica de todo «el que tiene madera de arquitecto» es necesario que «chimpancé» no se predique de ninguno que «tenga madera de arquitecto.» 
  • Segundo silogismo Si «chimpancé» no se predica de ninguno que «tenga madera de arquitecto» y «el que tiene madera de arquitecto» se predica de todo «el que sabe dibujar» es necesario que «que sabe dibujar» no se predique de ningún «chimpancé» 

A diferencia de los dos casos antes expuestos en bArbArA, en cEsArE es imposible demostrar cualquiera de las premisas; en este modo sólo es posible demostrar la premisa mayor. La lógica no permite demostrar una proposición universal afirmativa (como la menor en cEsArE) si se parte de un conjunto de premisas en las que, al menos una, sea negativa. Da lo mismo que sea universal negativa, como es el caso, o particular negativa, con que sea negativa ya imposibilita la demostración. 

Con el modo dImArIs sucede un tanto similar. Es posible demostrar la premisa mayor del primer silogismo: 

  • Primer silogismo Si «tonto» se predica de algún «hombre» y «que hace tonterías» se predica de todo «tonto» es necesario que «hombre» se predique de alguno «que hace tonterías» (pues no sabemos si el grupo abarca a más individuos). 
  • Segundo silogismo Si «hombre» se predica de alguno «que hace tonterías» y «tonto» se predica de todo «el que hace tonterías» es necesario que «tonto» se predique de algún «hombre» 

Pero es imposible probar la menor ya que basta que con que una de las premisas del segundo silogismo sea particular (en este caso lo son las dos) para que no se pueda probar de ninguna forma una premisa universal, ya sea afirmativa como es el caso, ya sea negativa. 

Y como último ejemplo, un silogismo en modo dArAptI. 

Si «C» se predica de todo «B» y «A» se predica de todo «B» es necesario que «C» se predique de algún «A» (pues no sabemos si el grupo abarca a más individuos pertenecientes a D, por ejemplo) 

Este modo nunca será susceptible de ser probado recíprocamente ya que sus dos premisas son universales, mientras que su conclusión es particular. Baste que la premisa que se quiera probar sea universal y la conclusión particular, o que sea afirmativa y la otra negativa para que en ninguno de los dos casos planteados sea posible probarlos ya que peiorem semper sequitur conclusio partem. Y en esta figura obliga a probar siempre las más fuertes, lo cual es imposible con una premisa más débil en juego. 

Tipos de pensamiento 

Es difícil romper la tendencia a pensar linealmente. El libro estupendo de Peter Senge, ―La Va Disciplina‖ señalaba una forma más completa y sistémica de interpretar los hechos que vemos. Un pensamiento circular que incluyera aquello que transformaba nuestras acciones. Que nos diera retroalimentación sobre lo que sucede. Pero con casi todos los responsables de equipos, trabajan con un pensamiento lineal. Muchos de ellos parten de la base de que los problemas a los que se enfrentan son únicamente técnicos o racionales. No son conscientes de que los problemas tienen, al menos, dos dimensiones más: política y emocional. Política porque exige un acuerdo o un planteamiento estratégico que tiene en cuenta los intereses de otros grupos. Emocional porque todo problema resuena emociones en las personas que los sufren. Algunas personas dicen que esta faceta es irracional pero el profesor Francisco Rubia ha enseñado que muchos pensamientos no son irracionales, si no «no racionales». Son elaborados sin la intervención de la conciencia y son válidos. 

Es posible que los pensamientos lineal, técnico y estratégico sean hijos del cerebro izquierdo. Quizás el pensamiento circular y emocional sean hijos del cerebro derecho. Para solucionar bien un problema debemos de buscar las tres perspectivas: técnica, emocional y política. De esta manera nuestras soluciones serán más poderosas y robustas. Una vez más tenemos que abogar por la colaboración de los dos cerebros y no andar «tuertos de perspectiva». 

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