Desde que un niño adquiere conciencia de sus actos y aprende a expresarse, lo primero que los padres tienden a enseñarle es el gran valor de la expresión ―gracias, con la finalidad de demostrar e instruir que cada acción y hasta palabra de alguna otra persona recibida por alguien debe ser siempre correspondida con una señal de gratitud. Pero aunque parezca increíble, en la medida en que vamos creciendo y nos volvemos adultos y a veces desde jóvenes, nos olvidamos de esta enseñanza y comenzamos a actuar como pequeños ―dioses a quienes se debe servir, hablar, atender y hasta complacer, sin exigir devolución o retribución alguna, ni siquiera la humilde pero valiosa expresión de ―gracias.
Se conoce como gratitud a un sentimiento de reconocimiento o agradecimiento que una persona tiene hacia quien le ha hecho un favor o prestado un servicio. La palabra gratitud tiene su origen en el latín ―gratitudo que significa ―gratitud y el sufijo ―-tudo que expresa ―de cualidad‖. La gratitud como valor es una virtud que presentan ciertos individuos con el objetivo de agradecer a la persona que lo favoreció con su ayuda. La gratitud viene acompañada de otros sentimientos como el amor, fidelidad, amistad, y la persona muestra afecto a través de acciones o palabra concretas.
Bastaría el hecho de despertarnos cada mañana para expresar y sentir profundamente un sentimiento de gratitud por el simple hecho de contar con un día más para VIVIR, para respirar, para admirar la naturaleza que nos rodea, para sentirnos pequeños seres afortunados de habitar en un planeta inmerso en una galaxia que nos cobija con exactitud micronésima, donde todo está bien dispuesto, ordenado y funciona a la perfección, pues hasta las estaciones estaban perfectamente delimitadas para todos los hechos de la humanidad, pero la mala actitud humana ha originado que los cambios climáticos violentos e inesperados que ocurren en la actualidad son causados como consecuencia del abuso y falta de respeto y agradecimiento a la naturaleza.
Al margen de lo anterior, también deberíamos agradecer que en nuestro diario vivir tengamos el aire para respirar; el agua para saciar nuestra sed, aunque a ratos sea escasa – también por nuestro mal comportamiento y abuso –; el sol para iluminarnos y calentarnos; la vegetación para oxigenar nuestros organismos; los animales para nuestro consumo y complementación de vida y hasta la oscuridad y la brillantez de la luna para permitirnos el justo descanso.
La gratitud es sumamente importante entre las relaciones humanas, en la que ambas partes se turnan en dar y recibir con el objetivo de alcanzar una sociedad cooperativa y solidaria entre los individuos que la forman. Una persona puede sentir agradecimiento por la ayuda económica, por el trabajo ofrecido, la prestación de un objeto que necesita, la asistencia en una enfermedad o momento de convalecencia, entre otros. En este sentido, también se puede sentir gratitud por quien ofrece su amistad o amor.
Como tal, la gratitud ocurre cuando alguien realiza algo por el bienestar de otro individuo, sin esperar nada a cambio, y con esta acción se debiera sentir la misma o mayor felicidad que la persona que fue beneficiada de esa acción.
El término gratitud está íntimamente ligado con la religión, especialmente la católica, judía e islámica. En el Islam, el creyente debe de agradecer a Dios todas las circunstancias que vive diariamente las cuales serán recompensadas con grandes placeres. Asimismo, el Islam anima a los fieles orar 5 veces por día con el objetivo de dar gracias. Por su parte, en el judaísmo es de suma importancia la gratitud diaria por parte de los fieles. El término gratitud está fuertemente vinculado con el catolicismo, los fieles realizan peticiones de ayuda o protección a Dios, y cuando algo que fue pedido acontece, ocurre un sentimiento de gratitud, procurando una manera de agradecer a través de la oración o las ofrendas y penitencias por haber alcanzado una gracia. Finalmente y no por ello menos importante será el hecho de la gratitud hacia las personas que nos rodean a diario o circunstancialmente, no solo por el hecho de haber sido constituidos como grupos humanos que deben vivir en sociedad, o sea somos criaturas gregarias, que necesitamos y hasta dependemos de otros para vivir en paz y felicidad. Estas características que son la base fundamental de una sociedad, cual es la familia, exigen que el trato interno sea lleno de cordialidad y afecto, para lo que el lubricante que permite este buen desenvolvimiento es el de la gratitud.
Pero cuando hablamos de agradecimiento no nos referimos a la simple actitud o palabra del ―gracias‖ protocolar o de buena educación, sino fundamentalmente a una actitud interna y externa de verdadero sentimiento y convicción de agradecer por todo lo recibido, con o sin merecimiento; de la práctica de la virtud de la gratitud dependerá en sobremanera la agilidad y facilidad sobre la que se mueven los engranajes de la sociedad humana.
Los sinónimos de gratitud son: agradecimiento, reconocimiento, correspondencia, ofrenda, satisfacción, entre otros. Por otro lado, lo contrario de gratitud es ingratitud, desagradecimiento, apatía y hasta la indiferencia, tan en común en nuestro medio actual, sobre todo en la niñez y la juventud, lo cual debiera inducirnos a una nueva reflexión sobre el tipo de valores instruidos por los padres y educadores y la real influencia en el actuar de las nuevas generaciones.
Ahora que cumplimos un año más de existencia terrenal y humana y al mismo tiempo tenemos la oportunidad de inaugurar un nuevo libro de vida de 365 páginas por llenar con nuestros pensamientos, palabras y obras, es la mejor oportunidad para sinceramente agradecer al Creador y sin interesar raza, edad, formación o distingo de ninguna naturaleza, brindemos un abrazo de paz, amor y sobre todo de muchísima GRATITUD para disfrutar de esta nueva opción de vida.
Y en este afán de unión tengamos por ello siempre presente el saludo judío SHALOM, que más que un saludo es una representación de agradecimiento, solidaridad y ofrenda al divino hacedor y cuya representación ideológica sería: S= salud; H= humildad; A= amor; L= liberación; O= obediencia; M= misericordia. Agradezcamos por seguir ocupando un sitial en las columnas de este orbe.
SAFO