INTRODUCCIÓN
Debo confesar que a diferencia de otros espacios brindados por la Masonería, el Arco Real junto con su vasta alegoría, parafernalia y símbolos aún me mantiene en la intriga; y en una zona ajena al confort y seguridad de entendimiento al que he acostumbrado a experimentar en nuestra Orden.
En la medida que deseo sintetizar un significado práctico del Real Arco aplicado al diario vivir; ya sea por lectura o escucha de trazados y otras referencias históricas, aparecen más dudas que conclusiones.
El presente trazado, no pretende tener una base wikipedica llena de curiosas referencias bibliográficas, ni cita pensamientos rebuscados ajenos a nuestro contexto, ni tampoco tiene como objeto el proyectar algún video que cualquiera de nosotros podría ver cómodamente en nuestros hogares sin la necesidad de convertir nuestro Santuario en una sala de proyección.
Si es que algo quiero creer en este grupo de formación personal, es que estamos en un segundo chance de descubrir nuestra Maestría, en un sublime grado de alta importancia y que en el día de hoy se encuentra olvidado, reducido y menospreciado.
Entendiéndose pues, que estamos en una segunda chance de encontrar la palabra perdida en este grado complementario, nuestra labor como compañeros es la de re- construir de manera tal, que un refugio de tradición –como es el Arco Real – deberá contar con aplicabilidad en nuestra vida masónica y profana por los miembros que la conforman.
DESARROLLO
Entendiendo que los cimientos simbolizan la base litúrgica de la tradición judáica, nos encontramos actualmente buscando los fundamentos de nuestro templo, escarbando en nuestros escombros, levantando y fortaleciendo nuestros cimientos.
Justamente, e identificándose aquel nuevo rol; es cuando el C:. del Real Arco debe, nuevamente retomar consciencia puesto que los Moradores entregan nuevas herramientas, diferentes de las conocidas en el craft –o masonería simbólica- para tal efecto, al candidato se le es entregado las siguientes herramientas: la picota, la pala y la barreta. Permitidme hacer una breve descripción de cada una de ellas:
- La Picota, es la herramienta de trabajo del cantero, su estructura corresponde a dos puntas opuestas aguzadas, curvas y provistas de un mango largo de madera. Se emplea para cavar, aflojar la tierra, remover piedras y escombros y prepararla para cavar en ella con la Pala. Simbólicamente nos enseña a separar del corazón lo negativo y destructivo, estos elementos indeseables ciertamente corresponden a malos pensamientos y presiones del mundo material que se anidan en nuestro Santo Sanctórum.
- La Pala, es una herramienta compuesta por una estructura generalmente de hierro resistente para extraer material y trasladar material para su acumulación y retiro posterior. Simbólicamente nos enseña a remover el escombro de las pasiones y preocupaciones, preparándonos, para que nuevos materiales de construcción permitan ubicar estructuras que posibiliten recibir nuevas verdades y enseñanzas.
- La Barreta, por otro lado, es una herramienta muy resistente que se usa para hacer palancas, remover grandes pesos o estructuras empotradas. También permite deshacer superficies de gran dureza, enseñándonos simbólicamente a comprobar y reemplazar partes de nuestra templos individuales, cometido que debemos ejecutar con prudencia, fortaleza, justicia y templanza.
La enseñanza e interpretación de las herramientas del Real Arco, es extremadamente concreta y simple: se trata de una invitación directa al C:. Real Arco a tener la capacidad de reconstruirse constantemente, ya que siempre seremos capaces de descubrir en nosotros estructuras faltantes o mejor aún, estructuras desconocidas.
Para tal efecto, en ese pretendido camino de perfeccionamiento, siempre debemos deshacer estructuras obsoletas corroídas por el tiempo (picota), limpiar escombros (pala) y poner a prueba constantemente nuestra construcción (barreta). De ahí se nos da la alegoría de un templo en ruinas cubierto por escombros.
CONCLUSIÓN
Nuestro desafío está claro y formulado, debemos de ingresar en aquel espacio que nadie más puede visitar por nosotros -nuestro Santo Sanctórum- y meditar para tener la probabilidad de encontrar aquella alianza con nuestro verdadero Dios viviente –que para algunos como mi persona, es simplemente nuestra consciencia- y romper esquemas, derrumbar, reponer, redimensionar, relocalizar, reconstruir y probar la calidad de nuestra construcción de forma permanente con herramientas que fortalezcan nuestra consciencia.
En el ejercicio de la construcción de una segunda Maestría; ya no hay lugar para inundar nuestro Santuario de sofismas que sólo aterrizan en la mera especulación… debemos despojarnos de herramientas que sólo sirvan de trampas dialécticas rodeadas de un discurso retórico; puesto que ubicados ya en el punto dentro del círculo, nuestra labor es –tal como lo indica la apertura y cierre del Capítulo- trabajar en cuerpo, mente y espíritu, en aquella palabra dividida y encontrada entre tres.
Nuestro cuerpo es tan sólo un instrumento necesario para la expresión de nuestra conciencia. Este cuerpo ya tuvo otras herramientas en el craft, es por ello que, nuestra obligación –ahora más que nunca- es estudiar, desentrañar y dudar de nuestro aprendizaje de forma constante; puesto que todo fluye y no existe construcción definitiva
He cumplido Muy Excelente.
E. M. S. Y.