Al oriente del Titicaca
Aristides
Juanito …
Una forma fácil recordar al amigo y al hermano es publicando su curriculum, en este caso masónico, y después de leerlo enfocar el pensamiento en cuanto logró en tal o cual camino.
En el caso del Ilustre Hermano Masón Juan Abuawad Chahuan esa forma de recordarlo no es la adecuada. Pues si bien es cierto que él trabajó en diversas Ordenes Masónicas, ocupó muchos cargos jerárquicos y logró niveles como pocos, lo innegable es que el era fundamentalmente una fuente de afecto fraternal, de una generosidad inmensa y de una vocación de servicio que impresionaba. Y es desde ese enfoque que Juanito debe ser recordado.
Antes de partir, el ya era inmortal pues se había instalado definitivamente en el corazón de los tantos hermanos masónes con los que compartió su caminar en la vida.
Si bien el hacia una infinidad de tareas en su cotidiano vivir, resaltaban como luces en la oscuridad su incesante trabajo y su inagotable capacidad de manifestar su amor fraternal a todos y cada uno de los masones. Sin decirlo, el convirtió siempre su inmenso amor fraternal, en acciones: En el saludo afectuoso al hermano, en su disposición de ayudar en lo que podía (y muchas veces hasta en lo que no podía), en trabajar por convertir en realidad los sueños, en su apoyo militante a los tantos proyectos de la masonería, en levantar desde los cimientos a varias de las Ordenes Masónicas en las que trabajamos, en asistir al hermano, en auspiciar la prosperidad de sus semejantes.
Juanito había decidido vivir gastando su vida en la felicidad de los demás… y créanme que lo logro con creces.
Nuestro mejor homenaje a Juanito, será continuar la vida con su ejemplo. Con ese ejemplo de compromiso permanente con los ideales y de decisión de que todo se “hace haciendo” y que si bien la contemplación es fascinante “la acción es la que construye la vida”.
Seguro que Juanito vive y vivirá en nuestros corazones y que se hará presente en cada acción que hagamos para seguir contruyendo ese anhelado Templo de la Verdad y la Virtud.