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Autoestima

Autoestima 

AUTOR: SAFO 

Muchas veces se escucha en los diálogos de la gente joven e inclusive a nivel de colegas de un trabajo y hasta en discusiones de pareja la frase de “te falta autoestima”, ¿Podría alguien existir sin valorizarse a sí mismo? y se lo hace sin pensar en las consecuencias que este término puede traer a la persona que lo expresa como a quien lo escucha, haciéndose por ello necesario aprender su correcto significado, pero por sobre todo el conocer las consecuencias de la misma. 

Autoestima es la valoración, percepción o juicio positivo o negativo que una persona hace de sí misma en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Si bien es un término de Psicología estudiado por diversos expertos en el área, sin embargo, se utiliza en el habla cotidiana para referirse, de un modo general, al valor que una persona se da a sí misma. La autoestima está relacionada con la autoimagen, que es el concepto que se tiene de uno propio, y con la autoaceptación, que se trata del reconocimiento propio de las cualidades y los defectos. La forma en que una persona se valora está influenciada en muchas ocasiones por los agentes externos o el contexto en el que se encuentra el individuo, por ello puede cambiar a lo largo del tiempo. En este sentido, la autoestima puede aumentar o disminuir a partir de situaciones emocionales, familiares, sociales o laborales, incluso, por nuestra propia autocrítica positiva o negativa. 

Cuántos de nosotros no nos hemos visto afectados a menudo por comentarios de terceras personas que influyeron notablemente en nuestras determinaciones sobre la manera de ver la vida en el presente y hasta su afectación para nuestros planes a futuro, donde el reconocer la valía personal es fundamental para iniciar o desechar nuevos proyectos. El sentirnos seguros de quienes somos y el de aceptarnos positivamente es una clara señal de éxito presente y futuro, ya que la duda sobre nuestras capacidades y el autoconocimiento necesario, podrán siempre en tela de juicio y del temor las decisiones que debemos enfrentar cada nuevo día. 

De un modo general, se puede hablar de dos tipos de autoestima, aunque tomando el cuidado de aceptar que no son ideas excluyentes, ya que pueden referirse a distintos aspectos del ser humano en su diario quehacer. Es decir, una persona puede tener, por ejemplo, una alta autoestima en términos de capacidades intelectuales: ”soy muy listo en matemáticas”, pero una baja autoestima en otros ámbitos como, por ejemplo, “soy muy torpe en los deportes”. 

Las personas con una alta autoestima se caracterizan por tener mucha confianza en sus capacidades. De este modo, pueden tomar decisiones, asumir riesgos y enfrentarse a tareas con una alta expectativa de éxito, esto se debe a que se ven a sí mismas de un modo positivo y que no son fácilmente influenciables por las expresiones de terceras personas que con buena o mala intención pueden poner en duda las reales capacidades del receptor. 

A medida que nuestra alta autoestima sea mayor nos sentiremos mejor preparados, con mayor capacidad y disposición para realizar diversas actividades, tendremos mayor entusiasmo y ganas de compartir con los demás. 

Las personas con baja autoestima se pueden sentir inseguras, insatisfechas y sensibles a las críticas. Otra característica de las personas con baja autoestima puede ser la dificultad de mostrarse asertivas, es decir, de reclamar sus derechos de una manera adecuada. La baja autoestima puede ser consecuencia de diversas razones como, por ejemplo, la valorización que hacemos hacia nosotros mismos, la opinión que tenemos de nuestra personalidad, nuestras creencias, entre otros. Del mismo modo, en ocasiones pueden tratar de agradar a los demás para recibir un refuerzo positivo y, de esta manera, aumentar su autoestima. 

Durante la adolescencia es habitual que los jóvenes presenten problemas de autoestima. Es un periodo de crecimiento y desarrollo personal en el que el grupo de iguales, la familia y los medios de comunicación ejercen una fuerte influencia en la valoración propia de cada individuo. No se trata únicamente del valor que se le da a la apariencia física, sino también a las propias capacidades y habilidades, como, por ejemplo, deportivas, intelectuales, de conocimiento y propiedad de artilugios electrónicos de moda, contactos sociales, entre otras. 

Las expectativas de los demás, las comparaciones y los referentes personales pueden ejercer una fuerte presión y generar inseguridades en el adolescente en esta época de cambios. La anorexia y la bulimia, por un lado y la humillación, timidez y el “bulling” por ejemplo, están relacionadas con la imagen y al valor que una persona se da a sí misma. 

La autoestima se basa en el valor que una persona se otorga a sí misma, la cual puede ser modificada a través del tiempo y requiere de un conocimiento adecuado y aceptación personal. Una motivación positiva al enfrentarse a una determinada tarea, haciendo hincapié en las cualidades propias, aumenta las posibilidades de éxito y por lo tanto, la autoestima. 

Papel importante y definitorio en este aspecto es el de los padres, profesores y personas en general que tienen bajo su tuición la formación de la niñez y juventud, pues éstas son las etapas más delicadas y sensibles, donde como esponjas se absorben calificativos que pueden servir de incentivo para desarrollar las alas del crecimiento y la imaginación si son positivas, y por el contrario si son palabras duras o perniciosas, pueden ser el ancla que postergue la admisión de nuevos retos y futuras opciones estancando al niño o adolescente en una posición de baja autoestima y por ende creyéndose incapaz de cambiar, mejorar y menos triunfar en las futuras consecuencias que le toque afrontar. 

Los líderes de una empresa o institución deberán, en consecuencia, aprender a expresar sus intenciones de mejora y progreso a nivel individual (por sobre todo) o grupal, eligiendo para ello siempre calificativos que ensalcen el presente o pasado, destacando lo que se hizo en provecho y por sobre todo animando con palabras positivas el futuro accionar de cada uno, pues ello significará un tubo de oxigeno adicional en la escalada al éxito.

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